Si está entre quienes votaron por el actual régimen, usted dirá –a estas alturas del partido– si se equivocó o no. De esa manera en los comicios que se vienen y que serán de una inusual intensidad podremos ser todos menos termocéfalos y enterrar los fantasmas del pasado que animaron la elección del 2011.
Quienes siguen creyendo que Ollanta Humala respetó la hoja de ruta que le marcaron los llamados garantes (y algunos probablemente aún lo respaldan) están obligados a examinar si la actitud del régimen frente al emblemático caso de Conga está lejos o cerca de la ruta preconizada. En los primeros años de este gobierno, el sector empresarial se conformaba con que no hubiera demasiadas olas.
Ante una gestión gris y roma los inversionistas preferían ver estabilidad y no exigir para mantener el equilibrio. Hoy la confianza empresarial está debilitada y la inversión alicaída. Usted dirá si es acertado endilgarle la responsabilidad del bajísimo crecimiento a la turbulencia mundial o se trata solamente de no querer ver una deficiente conducción del país.
También dirá usted si cada vez más esta oscura conducción gubernamental se parece, cada una con su ‘estilacho’ evidentemente, a la de Fujimori-Montesinos. Desde el inicio existía un círculo de poder que no conocíamos. La “reclutada” –como llamó el presidente Ollanta Humala al alucinante viaje de su hermano a Rusia, alternando con la plana mayor del Kremlin– fue un clarín fuertísimo que sin embargo no se oyó ni se investigó.
Luego conocimos lo que se quiso presentar como algo distinto: la esposa del presidente tenía un rol protagónico inaceptable en una democracia. Usted dirá si tuvo complacencia frente a este hecho. Muchos comenzaron a notar el oscuro tufo montesinista con el desconcertante caso de Óscar López Meneses. Agregar también el caso de Martín Belaunde Lossio. Desafortunadamente ninguno aclarado aún.
La presencia de la DINI se volvió groseramente evidente y ahora vemos que la sensualidad por el poder (usted dirá si la expresión es demasiado pálida para lo que vivimos) era extrema. La pareja presidencial, que se esforzó en pregonar que gobernaba en familia, ha recibido dinero a chorros desde el 2006. Su defensa es pueril y la evidencia indica que algo se pudre en Palacio de Gobierno.
Lamentablemente, como en el montesinismo, la justicia está coaccionada. Usted dirá si con tantísima información no se puede investigar a la señora de Humala como lo sentenció un juez del Poder Judicial. En paralelo se nos machacó que el partido de la estrella dominaba, reinaba en ese poder del Estado. Gracias a las libretas de Heredia Alarcón, vemos que el archivo de las investigaciones a la pareja presidencial se logró probablemente a influencias, presiones, ‘cariñito’ en ese ámbito.
Usted dirá si protestará o no porque a un fiscal le están haciendo la vida imposible debido a que encontró una investigación bastante deficiente en el 2010. Su gran pecado u osadía fue señalar que había que indagar si ampliaba esta. Pero la verdad brota y hoy tenemos aspirantes a colaboradores eficaces sobre el billete que recibieron los Humala Alarcón.
Cómo es posible que la propia institución judicial le meta cabe a la labor de un fiscal tenaz, acucioso y hábil en su desempeño. Usted dirá si el presidente de nuestro país debe pronunciarse sobre las acciones del Poder Judicial y en concreto sobre su esposa. Y si esto le recuerda al montesinismo más clásico.