Si el Gabinete Zeballos fue el del martillazo, el Gabinete Cateriano no será el del baile, como preconizaba ese ya desfasado ensayo de Tomás Pueyo que prometía que la liberación de las cuarentenas coincidiría con la disminución de los contagios. Será el de una danza macabra. Pueyo había maquillado la verdad dura: el martillazo aplana y prolonga, pero no acaba con el problema.
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