Rolando Arellano C.

¿Podrá aplicar con éxito su programa en ? No parece fácil. De hecho, quizá lo sería más si estuviera en el . Veamos.

¿Funcionará allá el sinceramiento de precios como aquí funcionó el ‘fujishock’? No es imposible, pero recordemos que los peruanos, en su mayoría autoempleados, pudieron defenderse subiendo rápido los precios de su menú o del pasaje en su combi. Eso es más difícil para los argentinos, básicamente dependientes, que deberán esperar los aumentos que den sus empleadores. Y si allá ha crecido el “recurseo”, aquí en toda crisis es un reflejo casi universal el hacerlo, saliendo a taxear o a vender algo.

¿Por qué reacciona distinto el pueblo argentino? Como sus gobiernos nunca tuvieron ni el dinero ni la organización para ayudarlo, el pueblo peruano siempre supo que debía arreglárselas solo. Caso muy distinto al argentino, que se hizo dependiente de los subsidios que les daban sus gobiernos populistas gracias a los ingresos por la carne y la soya. El “¡Que Dios nos ayude!” de Hurtado Miller, que fue aceptado realísticamente aquí, podría no serlo allá, por la costumbre de que su gobierno intervenga.

Más aún, el modelo de total liberalismo económico que sustentó hace una semana Milei en Davos también pareciera ser más factible en el Perú que en su país. Eso porque aquí ya existe, de facto, una gran economía muy cercana a la del ideal libertario, no sometida a las reglas del gobierno, y que se regula solo por oferta y demanda. Un sector informal que crece mientras la porción controlada tiende a achicarse.

Paralelamente, si Milei debe hacer entender a los muchos argentinos dependientes la importancia de las empresas, en el Perú eso está presente en una de cada dos familias. Con más de 3,2 millones de empresas registradas, supera a Argentina, que tiene solo 900 mil (“Perú, el país más empresario del mundo”, 2021). Y mientras allá los empresarios son más ricos que el promedio, aquí representan a todos los estratos sociales.

¿Por qué entonces en el Perú no crece más la defensa del mercado? Como lo afirma Milei, porque el silencio del sector productivo ha dejado que predomine el argumento de que para disminuir la pobreza es mejor distribuir riqueza que crearla. Pero también, contrariando las ideas del mandatario, quizá porque en la práctica se ve que el libre mercado absoluto tampoco es capaz de resolverlo todo.

En fin, esperando que Milei tenga éxito, esperemos también que nuestros especialistas peruanos, saliendo de sus moldes clásicos, vean que quizá nuestros gobiernos débiles y la gran informalidad que tenemos, más que defectos, podrían ser el embrión de un mejor desarrollo, si se les corrige adecuadamente. Les deseo una buena semana.

Rolando Arellano C. es CEO Arellano Consultoría para Crecer

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