(Ilustración: El Comercio)
(Ilustración: El Comercio)
Pedro Tenorio

En el Perú, noviembre iba a ser más de lo mismo: un mes de rutina, políticamente hablando, pero terminó cambiándolo todo. La vacancia presidencial de Martin Vizcarra y la llegada del ‘morado’ Francisco Sagasti al poder tendrá consecuencias en la elección del próximo año. Sin embargo, no será la única circunstancia inesperada con impacto en la campaña. A diferencia de las elecciones celebradas en los últimos 20 años, hay factores que confluyen a cuatro meses de los comicios y que podrían afectar la suerte de varios candidatos. Veamos:

Debacle económica: La peor crisis de las últimas décadas como consecuencia de la pandemia. Una emergencia sanitaria que, dicho sea de paso, aún no concluye, afecta a todo el mundo y ha significado la pérdida o deterioro de siete millones de empleos locales, además de graves perjuicios sociales (en salud, educación y nutrición, principalmente) para los hogares peruanos, según cifras oficiales.

Generalizada crisis política: Nos asomamos a una campaña electoral sin favoritos en medio de un cambio de gobierno inesperado. Ningún candidato tiene un bolsón de apoyo significativo como sí los había en el 2001, el 2006 y en adelante, donde casi siempre el aspirante presidencial que había quedado segundo en una elección ganaba la siguiente (la racha, que comenzó en el 2000, la rompió Keiko Fujimori en 2016). Hoy no se puede hablar de un Forsyth sólido en la punta porque ya comenzó a perder puntos (luego de correr prácticamente solo por meses) y tengo la sensación de que se seguirá desinflando. Esto se confirmará o no a partir de enero, pero antes ya teníamos aspirantes mejor posicionados a estas alturas de la contienda. La llegada del Partido Morado al Ejecutivo podría favorecer –o derrumbar– las posibilidades de quien sea su carta presidencial (el más probable, Julio Guzmán). Algo que nadie tenía en el radar hace apenas 15 días.

Por otro lado, Acción Popular (AP) era el partido mejor ubicado en el partidor. Sin embargo, hoy, tras su participación activa en la vacancia de Vizcarra, es probable que haya perdido muchos puntos ante el electorado. Y no se hable de César Acuña (APP), quien terminó plagiando la célebre “Escopeta de dos cañones aprista”. ¿Cómo creer en sus compromisos desde el Congreso?

Súmese a ello las restricciones a la publicidad política: en medios masivos como radio o televisión solo habrá avisos durante la llamada “franja electoral”, lo que hará de Internet un verdadero campo de batalla de anuncios y noticias falsas (las mismas que correrán principalmente en redes sociales), dándole una dinámica muy diferente a estos comicios.

Así, a cuatro meses de la elección puede decirse que, “Lo único seguro es que nada es seguro”. Estamos avisados.