He oído y leído a ilustres insinuar que la pandemia y la terrible performance de los políticos es el presagio de que un candidato de espanto triunfará en el 2021. O sea, que de lo malo saldrá lo peor.
Sin embargo, no conozco teorías que sustenten semejante presagio en algo tan incierto como lo electoral. ¿Hay factores que lleven a pensar que los favoritos al 2021 (no los que figuran ahora en las encuestas, pues ni siquiera están 100% seguros de que van a postular, sino los que efectivamente se inscriban en los próximos meses) serán peores que los del 2016 o 2011? ¿Hay razones para pensar que los peruanos elegiremos peor que antes?
No y no. Los candidatos están en proceso de formación, ni siquiera tienen en claro la narrativa pospandémica que ordenará su discurso, así que hay tiempo para que un buen candidato se prepare con éxito para contar mejor que otros lo que quiere para bien. Por otro lado, la gente no está menos preparada para votar que lo que estuvo años atrás. Tras cada quinquenio somos un poquito más educados que antes.
A los que me digan que en los últimos años el efectismo populista de candidatos irresponsables se impone con pocos y maniqueos argumentos, que desinforman y ‘deseducan’, que apelan a la emoción y no a la razón, les respondo en dos partes. 1) Es cierto que la pandemia enerva muchas cosas y ha enervado el discurso de las teorías de conspiración apocalípticas, pero como se ganan las elecciones con utopías y no con distopías (a menos que tengas el talento de chantarle estas últimas al rival, como hizo el Apra con el ‘shock holocausto’ al Fredemo en 1990), todos los candidatos tienen que empezar a ensayar discursos de esperanza pospandémica.
2) Ya llevamos algunos quinquenios de exitosas campañas antisistema, maniqueas, populistas –etiquétenlas como quieran– como para dejarse sorprender por ellas. Hay tiempo y espacio para que los mejores candidatos se nutran de lo bien que narran aquellos. Si su favorito es un arrogante tecnócrata que quiere restregarnos cuánto sabe de las cifras y trances del país; ya pues, tendrá su merecida derrota.
El 2021 podría ser el año de un populista inteligente, un demócrata práctico, un explorador de lo que quiere oír la gente, un conspirador de buenas causas, una buena mujer o un buen tipo que sepa escoger los argumentos y gestos con los que puede ganar sin comprometer sus correctas decisiones de gobierno.
Sí, había razones para pensar que este Congreso podía ser peor que el anterior (no reelección, falta de estímulos, campaña apurada, período corto), pero no hay razones para profetizar que el 2021 ganará alguien que ni siquiera complete su período, como PPK. Podría ser todo lo contrario. Amén.