Al estilo Ricardo, por Ricardo Vásquez Kunze
Al estilo Ricardo, por Ricardo Vásquez Kunze
Ricardo Vásquez Kunze

Juliana Oxenford, la talentosa colega y entrevistadora política, dice que se siente vetada por Fuerza Popular porque sus voceros y representantes han decidido no concederle entrevistas. La periodista afirma que es antifujimorista y que no votará por Keiko Fujimori porque no cree que esta represente un nuevo fujimorismo en la medida en que no ha hecho un verdadero deslinde con el pasado, refiriéndose al gobierno de su padre. Así, apunta: “No puedo de ninguna manera avalar lo que viví, lo que luego conocí cuando recorrí [el país], y lo que hasta ahora nadie me da la seguridad de que no va a volver a pasar”. 

Es interesante que Juliana hable de veto, porque de lo que se sigue de sus declaraciones queda claro que la que ha vetado la candidatura de Keiko Fujimori es ella. Por supuesto que no lo ha hecho en lo que atañe a la libertad de expresión que, por el contrario, ofrece al fujimorismo sin éxito. Su veto es aun más intenso porque es político y moral. La periodista, que representa con su postura la de muchos compatriotas (y eso es lo importante acá), cree que Keiko Fujimori no es digna de ser presidente “y punto”. 

Así las cosas, no se entiende muy bien el motivo de la queja de Juliana porque, precisamente por el veto político y moral impuesto por ella a la candidata naranja, no tiene sentido conversar con alguien que simplemente no está dispuesto a creerte: es una pérdida de tiempo y de energías que no conduce a nada. 

Podría objetarse, sin embargo, que una cosa es que Juliana “no le crea” nada a Keiko o a sus representantes y otra cosa muy distinta que “no les quiera creer”. Si no fuera este último caso, entonces los fujimoristas estarían perdiendo una oportunidad importante para que les crean. Pero ¿les quieren creer? No parece.

Keiko Fujimori ha renegado públicamente del 5 de abril, fecha emblemática del gobierno de su padre. Ha reconocido la legitimidad de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y se ha comprometido a implementarlas. Ha ofrecido entregarle a la oposición en el Congreso las estratégicas comisiones de Inteligencia y Fiscalización. Ha jurado que no habrá ningún intento político ni desde el Ejecutivo ni de su mayoría parlamentaria para liberar a su padre. Ha dicho que en el gobierno de su padre se cometieron errores y delitos muy graves. Ha apartado de su entorno y vetado políticamente a los irreductibles defensores de Alberto Fujimori. Ha puesto en su sitio a su hermano y sus impromptus reeleccionistas. Si eso no es un deslinde con el pasado, ¿qué es, Juliana? 

Que Keiko Fujimori ha hecho su parte como candidata para ofrecer las seguridades de que no se repetirá el fujimorismo de su padre es un dato objetivo. Que ya no le quieran creer obedece a la subjetividad de cada cual, ¿o no, Juliana?