¿Y el fraude adelantado?, por Ricardo Vásquez Kunze
¿Y el fraude adelantado?, por Ricardo Vásquez Kunze
Ricardo Vásquez Kunze

Un hecho crucial a destacar tras la primera vuelta del domingo es que ninguno de los diez candidatos presidenciales ha puesto en tela de juicio la legitimidad de los resultados ni del proceso electoral. Relevamos esto, pues durante la campaña, y desde diferentes espacios de poder, se fue tejiendo una urdimbre que apuntaba en el sentido de descarrilar la elección bajo el argumento de un supuesto “fraude adelantado” cuyos “perpetradores” nunca estuvieron “claros” y que cambiaban según los intereses políticos o ideológicos de los denunciantes de turno. 

En ese contexto, las opiniones más lamentables fueron las del secretario general de la OEA, Luis Almagro, y del presidente Ollanta Humala. El primero, militante del Frente Amplio (de izquierda) del Uruguay y ex canciller de José Mujica, adelantó que las elecciones peruanas eran “semidemocráticas” y que los fallos del JNE no ofrecían suficientes garantías. Ello se produjo tras haber recibido en Washington al excluido candidato Julio Guzmán, unos de los principales voceros del “fraude adelantado”. 

Estas declaraciones, a menos de dos semanas de las elecciones, tenían toda la intención política de dinamitar el proceso electoral en el que Keiko Fujimori siempre fue la favorita. La absoluta parcialidad política de Almagro, quien ni siquiera esperó el pronunciamiento oficial de la misión de observadores electorales de la OEA en Lima, no tuvo eco en los candidatos y, por el contrario, generó un contundente rechazo de la opinión pública que lo dejó en una situación que compromete la idoneidad del cargo que ocupa y desde el que pretendía, paradójicamente, impugnar la idoneidad de las elecciones peruanas. ¡Fracasó!

El otro que ha hecho un papel que la historia juzgará ha sido el presidente Humala. Este, hasta el último momento y en plena cola para votar, se permitió entrometerse una vez más en las elecciones para cuestionar las decisiones del Poder Electoral, esta vez sobre el porcentaje aplicable a la valla que tienen que pasar los partidos para conservar su inscripción en el Registro de Organizaciones Políticas. 

Lo curioso es que su partido, que ha quedado hecho bosta por la miserable “conducción política” de su esposa Nadine Heredia, fue retirado por ambos de la contienda a la hora nona, precisamente, para no verse obligado a pasar la valla electoral que era evidente que nunca iba a superar. Así pues, las pataletas del presidente contra el JNE el mismo día de las elecciones eran una evidente intromisión para que otros partidos sí perdieran la inscripción. ¡Fracasó!

Lo cierto es que al final de la jornada electoral, casi 23 millones de peruanos dispusieron de su voto a voluntad y varios de los candidatos que al inicio iban a la cola de las preferencias terminaron casi disputando la segunda vuelta. ¿Acaso hasta un reo en cárcel no obtuvo 4% de los votos? 

¿Y el fraude?