Cuando en 1966 Paul McCartney escribió la canción “When I’m Sixty Four” (cuando tenga 64), probablemente no imaginó que al llegar a esa edad hubiera visto tantos cambios en su vida. Si Paul fuera hoy un peruano de 64 años, también hubiera vivido cambios inmensos, y creo yo, estaría agradecido por ello.
En esos tiempos probablemente McCartney no pensó que vería a su país salir de la crisis de la segunda gran guerra para convertirse nuevamente en una gran potencia y que se uniría con ¡Alemania! en un consorcio europeo, del que luego se separaría. Tampoco que buques británicos pelearían contra Argentina, que los Beatles se convertirían en una leyenda, ni que un loco asesinaría a su amigo John. Un sube y baja de emociones y eventos.
Si hubiera nacido en el Perú, su vida habría sido también un sube y baja de esperanzas y desesperanzas, pues habiendo crecido con el “peace and love” y el empoderamiento femenino, hubiera madurado con el temor al triunfo tenebroso de Sendero y con el fantasma de la hiperinflación, que hicieron emigrar a cientos de amigos y parientes. Pero luego de esas crisis, habría empezado a sonreír al ver que de las casi cenizas, o más bien del arenal, empezaba a resurgir un país un poco mejor.
Se habría asombrado con las computadoras, la telefonía celular, Internet, los avances de la medicina, y preocupado por la creciente sofisticación de las armas. Pero habría asumido esas novedades con la confianza de ser de la única generación que vivió los mundos del antes y del hoy de la era digital; que vio nacer a la televisión y a Facebook.
Ya algo mayor, habría puesto su esperanza en los jóvenes, que entendían mejor las muy cambiantes tecnologías, esperando que con ellas tomen decisiones para mejorar el bienestar del mundo. Y también habría visto el retorno de la importancia de las canas, y de los directorios, cuando el mundo desbordado por la inestabilidad tecnológica, las modas y los cambios sociales, necesitó de personas con experiencia que pudieran ver el panorama total. Con la calma necesaria para enfrentar las tormentas.
Y creo que al cumplir 64 en el Perú, haría un guiño cómplice a los muchos amigos con los que estudió, trabajó, se divirtió y se sintió hermanado en esta cambiante vida. Y agradecería la suerte de poder dejarles a sus nietos (Vera, Chuck and Dave, fantaseaba Paul en la canción) un país mejor que aquel donde él vivió. Que estaría lejos del país utópico de la balada “Imagine” de Lennon (imagina que no hay propiedades...) pero sería una nación con esperanza.
Y sería inmensamente feliz si al cumplir hoy 64, el amor de su vida lo siguiera queriendo y necesitando. “Will you still need me? When I’m sixty four”. Escuchen la canción.