Un interesante análisis periodístico de “Semana Económica” sobre la Generación Y ha causado sorpresa al mostrar que los llamados ‘millenials’ peruanos, los jóvenes que han crecido en el siglo XXI, son algo distintos a los descritos por los investigadores de los países desarrollados. Más que el informe, sorprende que mucha gente se alarme de ver que los peruanos no somos iguales a los ciudadanos de otros países.
Una tendencia en los países desarrollados es la aparición continua de clasificaciones de individuos. ‘Yuppies’, ‘dinkis’, ‘metrosexuales’, ‘camaleones’, ‘Generación X’, ‘Generación Z’, ‘nativos digitales’ y otros nombres “revolucionarios” aparecen y desaparecen conforme van llegando nuevos análisis. Aparte de su novedad (y con frecuencia poca profundidad), esas segmentaciones tratan de entender a las sociedades en su contexto. Así, hablan de la ‘Generación Y’ como la de los jóvenes tecnológicos que crecieron en un mundo en bonanza, y que por ello serían despreocupados del futuro, sin interés por estabilidad en el empleo y con más ganas de divertirse que de trabajar.
¿Existe la Generación Y en el Perú? Rolando Arellano Bahamonde, que ha estudiado estos temas bastante más que yo, dice que sí, pues sus estudios muestran que allí podrían entrar muchos jóvenes peruanos de estilo de vida (ESTAR ®) “sofisticado”, es decir, jóvenes urbanos, de ingresos medios o altos y con mucha tendencia a la diversión y la tecnología. Pero esa definición calza bastante menos en los jóvenes “progresistas”, “formales” y “modernos”, de origen migrante e integrantes sobre todo de la nueva clase media, que siendo bastante tecnológicos y comunicados (característica de la era de la información) consideran que el trabajo y el crecimiento sí son centrales en su vida. “Quien arme sus estrategias de márketing o de reclutamiento de personal pensando en los ‘millenials’ descritos en algunos países desarrollados perderá eficacia para llegar a la mayor parte de la juventud peruana”, me dice.
Pero poco a poco en otros lugares se empieza a ver que no todos somos iguales. Por ejemplo, los ‘millenials’ de Europa, debido a la crisis económica que sufren, no son despreocupados del trabajo o el empleo, sino al contrario: están ansiosos por trabajar e integrarse a las empresas. Por ello en España e Inglaterra se comienza a hablar de la Generación A, la de los jóvenes austeros, conforme a la exigencia de su realidad actual.
Y felizmente ya algunos dejaron de usar de manera indiscriminada calificaciones como las de ‘baby boomers’, pues el ‘baby boom’, la gran ola de nacimientos después de la Segunda Guerra Mundial, únicamente se observó en Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelandia. No se dio en Europa, Asia ni por supuesto América Latina.
Por eso celebramos que en el Perú ya se empiece, aunque tímidamente, a analizar las teorías o clasificaciones que se reciben de otros lugares para ver si corresponden a nuestra realidad. Pero aún si encontramos que sí sirven, no olvidemos tamizar adecuadamente lo que se puede aplicar directamente de ellas y lo que necesita adaptación profunda. Porque, en el fondo, lo más útil para nuestros decisores es el conocimiento de la Generación P, la de los peruanos, que son su mercado y público objetivo.