Rolando Arellano C.

El 12 de octubre, que se recuerda la llegada de los europeos a América, es una buena ocasión para recordar a don , el primer en mostrar los conflictos del mestizaje. Y con él, comenzar a poner en relieve a los muchos intelectuales de nuestra historia que olvidamos reconocer adecuadamente.

Todos los peruanos conocemos al Inca Garcilaso de la Vega, cuyo nombre original fue Gómez Suárez de Figueroa, autor de los “Comentarios reales”. Muchos menos sabemos que, casi en la misma época, escribía su “Crónica del buen gobierno” don Felipe Guaman Poma de Ayala, en cuyo nombre se mezclaba lo español de Felipe (como el rey de España) y Ayala, con el quechua de Guaman, ‘halcón’, y Poma, el león de nuestra sierra.

La gran diferencia es que, si Garcilaso describía básicamente la grandeza del Imperio Incaico, Guaman mostraba también los abusos que se cometían contra los indígenas peruanos. No se trataba de un planteamiento subversivo, pero sí de una queja al rey solicitándole mejoras, aunque quizás se podría atisbar allí el embrión de un deseo independentista. Su texto nunca se publicó –se encontró siglos más tarde, incomprensiblemente, en una abadía de Dinamarca–, pues quizás ya se había advertido el peligro de sus ideas para la España colonialista.

“Muchas veces dudé…”, empieza a escribir el cronista, temiendo que se le castigase por su atrevimiento (frase que toma Luis Nieto Degregori como título de su reciente novela sobre Guaman Poma). Pero a pesar de sus dudas, y de haber sufrido diversos castigos, trabajó hasta completar un documento de 1.000 páginas en un castellano salpicado de quechua, ilustrado con 400 dibujos, para llegar a los españoles mayoritariamente analfabetos.

No es que el cronista haya sido olvidado, como sí pasó con muchos intelectuales fundamentales en nuestra historia. No, Guaman Poma de Ayala está presente en cientos de portadas e ilustraciones de libros de cultura peruana y es, sin ninguna duda, el más difundido, e imitado, de los artistas gráficos peruanos. Pero lo que no se le ha dado es un reconocimiento a su aporte pionero: el primer mestizo en reclamar por los derechos de la nación peruana.

Sufrió mucho por una causa noble, trabajó más de 30 años sin ser reconocido y su obra nunca llegó a quien estaba destinada. ¿No es Guaman Poma la máxima expresión de lo que ocurre con muchos intelectuales peruanos? ¿No es un símbolo del poco reconocimiento que como sociedad damos a quienes buscan la comprensión profunda de nuestro país? En este país que necesita verdaderos héroes, ¿no deberíamos este 12 de octubre, en nombre de este hijo del halcón y del puma, reconocer su gran aporte? Les deseo una buena semana.

Rolando Arellano C. es CEO Arellano Consultoría para Crecer