Guzmán, Acuña, Gorriti & Cía, por Ricardo Vásquez Kunze
Guzmán, Acuña, Gorriti & Cía, por Ricardo Vásquez Kunze
Ricardo Vásquez Kunze

Las recientes decisiones de los organismos de justicia electoral que han dejado prácticamente con un pie fuera de la contienda presidencial a Julio Guzmán y César Acuña han generado argumentos en contra de su exclusión por parte de sus seguidores y de algunos líderes de opinión que no resisten el menor análisis. Aquí las falacias que se esgrimen para justificar que continúen en carrera.

Falacia 1: Hay fraude adelantado porque se prefiere la ley a la voluntad popular. 

Yo pensaba que los fraudes se perpetraban cuando se violaba la ley, no cuando se le daba cumplimiento. Por lo visto para algunos es al revés. Es decir, para que no haya fraude los organismos electorales debieran prevaricar contra las leyes promulgadas por un Congreso democráticamente elegido. ¿O alguien cree que el actual Congreso tampoco es fruto de la voluntad popular?

Falacia 2: Cinco jueces deciden por millones.

Afirmar esta especie significa que los tribunales electorales no debieran existir, pues, para cualquier caso bajo su jurisdicción, cinco jueces siempre “decidirán por millones”. ¿Y si no existieran los tribunales electorales cómo se administraría justicia? ¿Ante quién acudirían los candidatos o los electores cuando se vulneren sus derechos en el transcurso de la contienda? ¿O son los 22’901.954 de votantes los que deben administrar justicia? ¿Acaso la justicia que emana del pueblo no se administra a través de los tribunales? ¿O las elecciones son la excepción y rige entonces la ley de la selva?

Falacia 3: Las elecciones se ganan en la cancha, no en la mesa.

Si las elecciones se ganaran solo en la cancha, estaríamos en el paraíso de las elecciones perfectas, esto es, sin controversias. Candidatos perfectos, electores perfectos, partidarios perfectos, leyes perfectas, ¿existen? Solo en el cielo donde perfecto es nuestro Padre Celestial y, por tanto, no hay necesidad de elecciones ni de democracia alguna. 

Pero como en este mundo nada es perfecto, es en la “mesa” donde se hacen cumplir las reglas para los que juegan en la cancha. Son los tramposos o tramposas que no cumplen las reglas o no las quieren cumplir los que siempre repetirán como mantra: “las elecciones se ganan en la cancha, no en la mesa”.

Falacia 4: Mis infracciones a la democracia partidaria interna no perjudican a nadie porque nadie en mi partido se ha quejado.

Salvo que nos encontremos en la isla de Robinson Crusoe, en una sociedad de hombres libres cualquier infracción de la ley siempre perjudica a quien ha cumplido con la ley, pues pone a este último en desigualdad con el primero. Si las infracciones del señor Guzmán no han perjudicado a sus correligionarios, sí lo han hecho con quienes no lo son y que han cumplido con lo que él no ha querido o no ha podido cumplir. La igualdad ante la ley es el principio fundamental de una democracia y, por tanto, con mayor razón del proceso que le da origen. ¿Sí o no?