Joven, gordito y sin cintura, por Fernando Vivas
Joven, gordito y sin cintura, por Fernando Vivas
Fernando Vivas

Seré franco. Zavala no tiene cintura política. Lo ha demostrado en cada entrevista de su nervioso estreno: rígido de lenguaje y de sonrisa, no ha sido capaz de enviar un mensaje seductor a sus opositores ni tranquilizador a los gremios desconcertados tras la performance ‘pour épater le bourgeois’ de PPK en La Oroya.

Pero ello no es insuperable. La cintura la ganará en la cancha, con el intenso training que la realidad le va a proporcionar. Como ministro de Economía, gozó de ese aislamiento técnico que protege al MEF desde el toledismo. No tuvo que discursear en público, aunque sí tuvo que negociar los pedidos de todos los ministerios. Eso fue un extraordinario aprendizaje de gestión pública al más alto nivel; pero no le dio la cancha para ser portavoz de nuestro presidencialismo ante la opinión pública, que es, también, lo que se exige a un primer ministro. 

Ahora bien, Zavala tiene sus activos: no estuvo en la campaña de agravios, dicen que ha sabido resolver conflictos sindicales, conoce bien el mundo empresarial, PPK confía en él y al parecer le está dando un margen de opinión propia en la elección del Gabinete y del pedido de facultades. 

Además, ser independiente sin partido ni proyecto político propio es una condición de su cartera. Meche Aráoz, por ejemplo, ex candidata presidencial en el 2011, o el propio Martín Vizcarra, ex cabeza de región, despertarían recelos tanto en el oficialismo como en la oposición.

Lo que sí ha provocado la designación de Zavala es un renovado ataque al ‘ppkausismo’, desde la derecha popular y la izquierda, como propenso a atender prioritariamente a los lobbies empresariales. PPK tuvo el mismo sesgo que al elegir su plancha: buscó más de lo mismo, cuando la lógica de la política representativa pedía complementariedad. La lógica del management, que busca los mejores profesionales para la cúpula, impidió desplegar el abanico de la política. Choque de enfoques sobre cómo hacer lo que quieren hacer.

Si PPK no ha buscado un primer ministro con cintura política, Zavala sí tendrá que buscar eso mismo en su gente. Necesitará un equipo que le diagnostique, prevenga y monitoree conflictos. Que lo acompañe en el trabajo concertador y le arme productivos diálogos. Que lo ayude, junto a su presidente, a plantear el trabajo transversal de los ministerios en los temas en que quieren pedir facultades al Congreso; que corrija la tendencia del MEF a absorber funciones de otras carteras. 

PPK y Zavala encarnan la ilusión de un gobierno técnico llevado por el bien común. Digamos que, ‘técnicamente’, eso es imposible si no lleva en sus filas –o, al menos, se compromete a atender– los reclamos de abajo.