Analizar la pobreza desde diversos ángulos es bueno. Pero es necesario interpretar bien las diversas medidas, para que guíen mejor las acciones futuras. Veamos.
Una forma de medir el bienestar usa como referencia el ingreso monetario, encontrando que, con menos de US$6 diarios por persona (US$24 por familia), el 27% de los peruanos sería considerado pobre. Otro método, más reciente, califica como pobre a quien carezca de al menos una de seis dimensiones de bienestar específicas (escuelas, hospitales, saneamiento, entorno físico, participación social y participación económica), por lo que el 39% de nuestros paisanos sería pobre multidimensional (ver el excelente artículo “Perú, historia de dos pobrezas”, de Luis Eduardo Castillo y Mario Huarancca, del BCR).
¿Cuál es, entonces, el verdadero nivel de pobreza en el Perú, 27% o 39%? ¿El monetario o el multidimensional? Ambos y ninguno, pues no son comparables, ya que, dependiendo de su propio criterio, cada uno señala sus niveles de bienestar mínimos aceptables. En peruano, diríamos que unas son papas y otros, camotes.
La evidencia de que las medidas no deben compararse se observa en que, así como hay un 39% de pobres multidimensionales, pero solo un 27% de pobres monetarios, hay también muchos pobres monetarios que no son pobres multidimensionales. De hecho, en el 2020, la mitad de las familias con ingresos bajos (pobres monetarios, según el INEI) no tuvieron ninguna carencia multidimensional. Eso se observa, por ejemplo, en el caso de quien, teniendo un buen sueldo, casa con agua y desagüe, etc., es clasificado como pobre multidimensional por no tener un empleo formal. Y se ve también en las cifras de Lima que, teniendo más de un tercio de los pobres monetarios, alberga a solo cerca del 10% de pobres multidimensionales del Perú.
La aclaración es importante, porque algunos usan la medida multidimensional para decir que “el modelo económico no ha funcionado, pues no ha sacado de la pobreza a la cantidad que se dice”. La realidad es, más bien, que, así como la libre empresa y la competencia sacaron de la pobreza monetaria al 40% de los peruanos, ellas ayudaron a que los pobres multidimensionales también disminuyan, pasando del 70% de la población con un promedio de dos carencias, al 39% con una sola carencia. Queda evidente, sin embargo, que mientras millones de peruanos lograron incrementar sus ingresos y bienestar individual gracias a su esfuerzo, no se avanzó con la misma fuerza en los aspectos de ciudadanía y otros que dan bienestar común.
Nos queda, pues, la tarea –usando bien todos los indicadores– de esforzarnos más para lograr que el bienestar se incremente en todas las dimensiones de la sociedad. Que tengan una gran semana.