Nadie necesita taladros, por Rolando Arellano
Nadie necesita taladros, por Rolando Arellano
Rolando Arellano C.

A los políticos les gusta hablar del crecimiento del PBI y de la cantidad de millones que han invertido en escuelas o carreteras, dejando de señalar cuánto bienestar han creado con ello, que es lo que realmente importa. Eso puede cambiar si usamos información desde una óptica distinta. Veamos. 

En la filosofía del márketing, decimos que “nadie necesita taladros... pues lo que la gente necesita es huecos”. Así se enfatiza en que lo importante no es el producto que se vende, sino la necesidad que este satisface. Nadie necesita celulares, o autos, sino comunicación, prestigio, estatus o cualquier otra razón por la que la gente los compra.

Por ello, cuando las autoridades se vanaglorian del número de hospitales que construyeron, están hablando de taladros. Si explicaran cuánto han logrado mejorar la salud de la población, estarían dando los resultados que realmente importan. Si pusieran énfasis en mostrar cuántos pasajeros se benefician con la construcción del metro en vez de enorgullecerse de la cantidad de millones que invierten en él, privilegiarían la rapidez y calidad de la obra, antes que el monto gastado, como sucede hoy. 

Por eso es necesario disponer de medidas que muestren cuán eficaces son los gobernantes para incrementar el bienestar de la población. Felizmente, estas medidas existen ya en el Perú, en índices como el Incore del Instituto Peruano de Economía, y el Índice de Progreso Social Regional de Centrum, que con metodología de Porter y Stern permite comparaciones internacionales muy interesantes. Con ellos recibimos malas, regulares y buenas noticias.

La mala noticia es que se encuentran niveles de salud, educación, oportunidades de desarrollo y calidad de vida bastante bajos en todo el país. Ellos muestran déficits en casi todos los temas, en especial en la selva, donde la poca densidad poblacional y la geografía difícil dificultan el bienestar ciudadano, más allá de la ineficiencia de las autoridades, que se observa en muchas regiones. 

La noticia regular es que hemos debido estar muchísimo peor antes, con la hiperinflación, terrorismo y pobreza generalizada, pues el gran crecimiento reciente solamente nos ha puesto en el medio de la tabla del bienestar de las personas en el mundo. 

La buena noticia es que con estos índices los ciudadanos tendremos, con cifras claras, la oportunidad de controlar la eficiencia del trabajo de las nuevas autoridades. Hoy les podremos pedir resultados no solo en número de ladrillos puestos en colegios y hospitales, sino en cuánto mejoran la calidad de vida de la población en los cinco años que van a gobernar. No solamente cuántos taladros compraron, sino también cuántos huecos hicieron para el bienestar de todos.