Si tratamos de recordar lo que ha trascendido en estas semanas de campaña electoral, el balance es penoso. Ni bien lanzados a la cancha, empezaron a saltar los mentirosillos. Al candidato Mijael Garrido Lecca lo hemos escuchado dar tantas aclaraciones y precisiones sobre su biografía que ya nos dejó a todos mareados. No es constitucionalista pero lo parece, enseñó pero no fue profesor de San Marcos y la PUCP, tampoco tiene el grado de comandante del Ejército peruano y nunca comandó un pelotón en el Vraem. No es el único candidato que ha decorado u ocultado parte de su biografía, pero qué duda cabe de que se ha convertido en el niño símbolo de la fanfarronería y la falta de seriedad.
Le siguen de cerca las candidatas mete miedo: está la señora que no para de hablar de sexo y cree que a las niñas las inducen a masturbarse con tuercas y con navajas en las escuelas. Le sigue de cerca la señora Beatriz Mejía, que, para sustentar sus ideas sobre lo que ella entiende por ideología de género, pone en duda las horrendas cifras de violación en el Perú. “No son tantas las violadas”, declaró sin despeinarse. Para Martha Chávez, que ya parece una sabia en este contexto, la ideología de género se reduce a un tema de confusión lingüística, porque solo las cosas y animales tienen género; las personas tenemos sexo. La cara de la candidata Pepi Patrón después de escuchar tal sancochado de ideas compite con la de Alberto de Belaunde después de escuchar a la señora de las tuercas: ¿cuál será el gesto más ‘memeable’ de estas elecciones? El público decidirá.
A los candidatos José Vega y Virgilio Acuña los recordaremos por haber intentado llevar como cabeza de lista al homicida (según sentencia condenatoria) Antauro Humala y luego proponer pena de muerte para los asesinos y los corruptos.
Ya menos risibles son los clarísimos casos de insultos, difamación y discriminación que vuelan desde las redes sociales hasta los set de radio y televisión. El candidato Mario Bryce se resbaló con el jabón que le ofreció a Julio Arbizu y mandó su candidatura al tacho después de protagonizar una de las escenas más vergonzosas de esta campaña. Días antes, el candidato Mauricio Mulder también había mandado a bañarse al exprocurador, argumentando en su tuit que Arbizu apestaba. Racismo puro.
Si mañana fueran las elecciones, tres de cada diez peruanos viciarían su voto. Es decir, dejarían sentada su posición de que nadie los convence. Pero no hay que desmoralizarse. Hay propuestas decentes de derecha y de izquierda. Hay personajes en distintos partidos que pueden asegurar que la discusión recobre altura. Solo hay que informarse. Los debates están en las web de los medios de comunicación, en los programas políticos, en las redes sociales. El que busca encuentra; así que póngase a buscar que en dos semanas tiene una cita con la democracia y, si elige mal, no se aceptan cambios ni devoluciones.