Macarena Costa Checa

En sus primeros meses de gestión, el principal objetivo de fue simplemente mantenerse en el poder, y hay que reconocer que lo logró. Sin embargo, ahora Boluarte y su Gabinete se enfrentan a retos de otras dimensiones, que van mucho más allá de la supervivencia política. Les toca gobernar. De manera real y tangible.

La memoria de Boluarte defendiendo la constitucionalidad de su presidencia ya está desvaneciéndose. Independientemente del apoyo con el que cuente, es la presidenta del país. Ahora queremos verla, pues, presidir.

Cuando el nivel de confrontación entre poderes es bajo (como lo es ahora entre el Ejecutivo y el Legislativo), los ciudadanos esperamos acción. El beneficio político de confrontar a otro poder del Estado es distraer la atención de los ciudadanos de otras cosas más urgentes. Cuando esa distracción no existe, podemos centrar nuestra atención en el estado del país. Paradójico, ¿no? Todos rogamos por un poco de estabilidad. Pero, cuando nuestros gobernantes finalmente nos la dan, los juzgamos con más severidad. Que el no haya optado por la trampa de la confrontación fácil es algo muy bueno, pero no es suficiente. Los retos actuales del Perú no pueden ser resueltos con discursos ni con acciones simbólicas. Requieren soluciones sólidas y efectivas. Uno de los desafíos más apremiantes que enfrenta el Gobierno es la situación económica y social del país. ¿Qué estrategias implementará para estimular la recuperación económica, fomentar la creación de empleo y proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad?

Lo mismo podemos decir sobre la inseguridad ciudadana. El pasado 28 de julio, Boluarte solicitó al Congreso facultades para legislar en esta materia. Ahora, con las herramientas necesarias a su disposición, es fundamental que se ponga en marcha el plan de acción. Pero ¿existe un plan claro? ¿Tiene el Gobierno las capacidades requeridas? ¿Hasta qué punto se deja influir por la opinión pública para tomar decisiones? ¿Por qué no se declaró en emergencia a toda Lima? ¿Por qué se ha optado por prohibir reuniones sociales, afectando los pequeños negocios?

Boluarte debe poder responder a estas preguntas y muchas más. En este momento crucial, los ciudadanos no solo anhelan estabilidad, sino también liderazgo, visión y resultados concretos. La supervivencia en el poder ha sido alcanzada; ahora es tiempo de gobernar. La actual situación presenta una oportunidad única para que la presidenta demuestre sus capacidades de liderazgo (si las tiene) y su compromiso con el bienestar de los ciudadanos. Si logra implementar políticas efectivas que aborden grandes problemas de manera integral, podría establecerse como una gobernante efectiva y ganarse la confianza y el respeto de muchos. Los peruanos estamos atentos y expectantes.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Macarena Costa Checa es politóloga