Los peruanos y el tamaño del Estado, por Rolando Arellano
Los peruanos y el tamaño del Estado, por Rolando Arellano

La mayoría de propuestas que el gobierno está presentando para aprobación del Congreso busca la eliminación de trabas que el aparato estatal pone a la sociedad. Creemos que la población apoyaría que eso ocurra, pues son un paso más hacia la disminución del tamaño del Estado, que empezaron otros gobiernos y que los peruanos también apoyaron.

¿Los peruanos apoyaron algo así anteriormente? Sí, pues este movimiento se inició cuando Alberto Fujimori comenzó a desmontar el aparato de Estado sobredimensionado desde el gobierno de Velasco Alvarado. Fujimori aligeró el Estado al vender las empresas públicas, entre las que había bancos, mineras, fábricas de ropa y hasta cines. Aunque la mayor parte de ese dinero no se aplicó al desarrollo del país, la población aplaudió y apoyó a ese gobierno, pues con ello se logró disminuir gastos inútiles del gobierno y sobre todo se eliminó mucha competencia desleal de este con la empresa privada. 

La obra más representativa del siguiente gobierno, el del presidente Toledo, más que colegios, carreteras u hospitales, fue la negociación del TLC con Estados Unidos. Y de la misma manera el gobierno del presidente García se caracterizó por su afán de impulsar otros TLC. ¿Es eso aligerar el Estado? Sí, pues un tratado de libre comercio, más que una construcción, es fundamentalmente un desmontaje del sistema de portería que los países tienen para controlar qué, cuándo y con qué costo ingresa algo al país, dejando que todo entre y salga libremente. Eso fue tan bien aceptado por la ciudadanía que, si bien hoy a ambos gobiernos se les reprochan muchas cosas, a ninguno se lo critica por los TLC.

Por ello hoy, con muchos de los proyectos de ley que presenta al Congreso, este gobierno continúa el proceso de desmontar el andamio de un Estado ineficiente que, en vez de ayudar, dificulta el desarrollo. Así, para el ciudadano eliminar cientos de trámites innecesarios será una variación de la venta de empresas públicas que hizo Fujimori y de los TLC de Toledo y García. Son parte del mismo camino que el pueblo apoyó antes, aunque sus propuestas sean más finas y por tanto menos espectaculares, como sucede en todo proceso que avanza.

Sin embargo, de lo anterior no concluyamos que la ciudadanía quiere un Estado de mínimo tamaño o inexistente. Lejos de eso, como en una casa que funciona mal, lo que ella quiere eliminar son las partes mal construidas e ineficientes del Estado actual, que con sus trabas la hacen preferir la informalidad. Pero más que desaparecerlo, su ideal es tener un Estado tan eficiente que el obtener su apoyo sea el mayor incentivo para formalizarse. Construir esa nueva casa deberá entonces ser el próximo paso, para este o para los gobiernos que vengan.