Ganó por un pelo, se salvó de la vacancia por otro pelo, pidió perdón, dijo que aprendió de sus errores y que dará lo mejor de sí.
¡No entendió nada! Lo mejor de sí hubiera sido un paso al costado en estos términos: “No fui transparente, incurrí sin darme cuenta en conflictos de intereses, me allanaré a las investigaciones, y mientras ello suceda, tendré un perfil discreto, dejaré gobernar a mi primera ministra y Gabinete”. O sea, algo parecido a una renuncia. Esa era quizá la única manera de evitar un próximo pedido de vacancia. Ahora, preparémonos para volver a oír ese reclamo no solo en el Congreso, sino en las calles.
PPK se hunde más en su intento de salir del hoyo. Pierde lealtades, compromete prestigios ajenos, desoye voces que pudieran atenuar la gravedad de la crisis y se rodea de un grupo de obsecuentes. En esa nube de fatuidad, creyó que el indulto en Navidad era una buena idea. O sea, prefirió halagar a Kenji y a Alberto Fujimori, dos aliados que no podían reclamarle nada, sino esperar a que pase la coyuntura, en lugar de honrar su palabra antiindulto con su propia gente. Los resultados han sido dramáticos al punto que amenazan la validez del propio indulto.
¿Qué hacer? Pues los ministros y congresistas patriotas que no lo deserten tendrán que ponerle condiciones mínimas de gobernabilidad, acotándole sus facultades presidenciales. (Aráoz y Vizcarra: ¿por qué aceptaron ponerse al lado de PPK mientras él comprometía sus renuncias a las vicepresidencias en caso de vacancia? Fue un astuto mensaje que asustó a muchos con la idea de un interregno fujimorista de mayoría absoluta. Pero debieron decirlo ustedes con su propia voz, para constatar que, en cualquier nuevo caso, tendremos reemplazantes con aplomo).
Aquellos congresistas que se abstuvieron porque no creían ni en PPK ni en la conveniencia del interregno naranja, y a los que ahora se sumarán los disidentes ppkausas, deben tender puentes entre el Ejecutivo y la mayoría simple de Fuerza Popular. El gobierno va a quedar muy debilitado y sin capacidad de convocar a los mejores cuadros; así que Keiko, ¡haz patria! Ya no tienes mucho que obstruir a tontas y a locas como has venido haciendo; construye agenda. Sincera la lucha con tu hermano y con tu padre, y demuéstrales que tienes capacidad legislativa. ¿O quieres seguir perdiendo gente?
El pacto PPK-Kenji-Alberto, que no hubiera sido tal ni tan obvio de aplazarse el indulto, incluye un toma y daca que no debemos perder de vista: PPK espera que padre e hijo lo ayuden a destruir el liderazgo de Keiko. Esa pelea interna del fujimorismo es inevitable, pero no tiene por qué alentarla el diezmado oficialismo. Ustedes también hagan patria.