(Foto: Anthony Niño de Guzmán).
(Foto: Anthony Niño de Guzmán).
Patricia del Río

‘Soberbio’ deriva del latín ‘superbus’, que quiere decir “el que se siente por encima de los demás, el altanero”. Lucifer queriendo ser Dios, creyéndose capaz de superarlo, enfurece y deja de ser un ángel para convertirse en un demonio. Atrapado por una sobrevaloración de sí mismo, su lectura distorsionada del contexto, Lucifer (independientemente de si creemos en ángeles y demonios) representa lo peligroso y destructivo que puede ser dejarse arrastrar por una distorsionada ilusión de poder.

Laura Bazzicalupo, especialista en filosofía política, analiza la naturaleza de este rasgo de los seres humanos y señala que, a diferencia de los otros seis pecados capitales que están más ligados a las pasiones, este está atado a la distorsión de la verdad. El soberbio no distingue el orden natural de las cosas. Así como el ángel caído no es capaz de asumirse inferior que su creador, el representante de este pecado solo ve lo que quiere para alimentar su falso sentido de grandeza.

De pocos pecados es tan difícil de escapar como de este. Nuestra propia inseguridad nos juega malas pasadas. Desde el niño que alardea de sus dotes futbolísticas hasta el/la periodista que se asume infalible, la soberbia nos ronda a todos. Lo único que nos salva de convertirnos en seres ridículos, es rodearnos de gente que nos haga pisar tierra.

Desde hace varias semanas, hemos sido testigos de la soberbia con la que actúa la mayoritaria oposición en el Congreso. Absolutamente convencidos de que tienen la razón en todo, de que ellos son los mejores y los únicos que pueden gobernar el país, han tomado una serie de acciones que dan cuenta de que, esa altanería que llevó a Alberto Fujimori a la cárcel está de vuelta en versión corregida y aumentada.

El fujimorismo, que tanto ha luchado por distanciarse de su pasado reciente, busca amedrentar al fiscal Pablo Sánchez bajo el soberbio argumento de “tú no estás haciendo tu trabajo como a nosotros nos parece”. Aprueban una ley para desandar todo lo avanzado en alimentación saludable, desoyendo a los especialistas, porque solo ellos saben lo que es bueno para los peruanos. Arengan en el pleno del Congreso apoyando a su lideresa, porque ya perdieron conciencia de los límites y el mundo entero puede ser usado como su chacra. Acusan a las congresistas Glave y Huilca por usar el hashtag #PerúPaísdeVioladores porque son ellos quienes deciden la medida y la forma de nuestras indignaciones. Defienden sus causas a gritos y tratando de negar la realidad porque es “su” realidad la única que tiene validez.

La soberbia es el pecado del “querer ser”. hace mucho tiempo quiere ser presidenta del Perú y está en su derecho. Pero si sigue por esta senda le pasará lo que a todos los que pierden de vista la realidad para alimentar su propio ego: se irá de cara. Y mientras más alto es el pedestal donde te subes, más dura es la caída.