No lo digo yo. Lo dice el pueblo sondeado por Ipsos Perú. En su última encuesta de aprobación de autoridades, el ministro de Educación, Jaime Saavedra, es el top de las autoridades aprobadas, con 35%. Le siguen, varios palmos detrás, José Luis Pérez Guadalupe con 26%, Alonso Segura con 25% y Pedro Cateriano con 23%.
Mientras el Gabinete goza de una decorosa aceptación en esta tierra de estándares reprobadores, ¡Ollanta y Nadine descienden a un gélido 13%! ¿Qué significa esto? Que la gente de todos los segmentos confiamos en los técnicos más que en los políticos. Que ante el descrédito de la política nos esperanzamos en que las recetas de la tecnocracia salvarán el Perú o, por lo menos, nos permitirán una ordenada transición en el 2016.
Si la tecnocracia implica valores de estabilidad y equilibrio, hay en su aprobación una idea de continuidad del sistema, claro que sí. Entonces, ¿estamos entrando ya a la era posantisistema? Mejor no me apresuro. Por lo menos señalaré que hoy el voto por los ministros es una buena señal por donde se le mire. En primer lugar, afirma la conveniencia de seguir con el “piloto automático”. Sin necesidad de que oposición y prensa salgan a sugerir, como se hizo durante el toledismo, “presidente, dé un paso al costado”, la democracia de los sondeos notifica a Palacio que esa es la voluntad popular y que lo más sano es acatarla. En lugar de un golpe militar; una democrática sugerencia popular.
En segundo lugar, la mayor aprobación diferencial hacia los ministros, debe empujar a los candidatos a pulir sus dotes y entornos tecnocráticos. La misma encuesta de Ipsos ya lo dice de otro modo: en los sondeos de intención de voto, Keiko duplica a PPK y quintuplica a Alan (en la más reciente encuesta de Datum, ella tiene 36%, PPK 16% y Alan 7%). Sin embargo, cuando se pregunta “si aprueba o no”, Ipsos le da un 42% de aprobación, mientras PPK tiene 38% y Alan 24%. ¿Qué nos está diciendo esto? Que la aprobación, que es un criterio más “técnico-valorativo” que la emotiva intención de voto, deja a PPK y a Alan en mejores condiciones competitivas con ella. PPK tiene fama de buen economista y a Alan, aunque se le sataniza por casos de corrupción, se le reconoce un segundo gobierno “ordenado”.
En otras palabras, que Jaime Saavedra tenga tres estrellitas en la frente en medio del descalabro de la aprobación presidencial,además de comprobar que el país ha hecho carne el mito de la educación como el capital cultural y el “futuro del país”; podría estar reforzando una tendencia a que “lo técnico” cuente en la intención de voto. Ojalá no sea purito ‘guishfulsinquin’ mío.
Algunos izquierdistas podrían asustarse con mi razonamiento y sentir que el país está condenado a caer en manos de yuppies, lobbistas y pulpines afanosos, pues los técnicos encarnan, desde esa esquina del ring, una lógica corporativa que reproduce y amplía la desigualdad. Ojo, también hay técnicos caviares y verdes, eh. Y muchos han hecho maestrías y doctorados donde han tenido profesores de todos los colores enseñándoles teorías para reducir brechas sociales.
Además, los técnicos son prácticos, realistas, formados para tomar decisiones no ideológicas y los prefiero a Ollanta, a Nadine, a Abugattás, a Otárola y a toda la bancada nacionalista. ¿O ustedes no?