Estamos en pequeña sequía de encuestas, esperando los últimos simulacros de votación antes de la contienda del 26. Pero una cosa les puedo predecir: el partido que más ha gritado, animado y enervado la campaña, gulp, ¡no la hace!
Las encuestas hechas un mes atrás por Ipsos, Datum y el IEP, registran al PSN (Partido Solidaridad Nacional) en la indistinguible cola de ‘otros’. En rangos alrededor del 1% de intención de voto, están muy lejos de saltar la valla del 5% de votos válidos a nivel nacional. Incluso la reciente encuesta de CIT Perú, publicada por “Expreso” el pasado fin de semana, y que tomaremos con pinzas, pues está proyectada solo para Lima, descarta a los amarillos en su proyección de curules.
Ni la convicción y la plata de Rafael López Aliaga, ni la fama provocadora de Rosa Bartra y su peleonera portátil La Resistencia, ni la patinada jabonosa de Mario Bryce, ni todos los virus, ‘trolls’ y ‘fake news’ convocados en este ‘vale todo’ conservador han logrado que el PSN brinque la valla virtual.
¿Odio o indiferencia? Me inclino por lo segundo, pues el discurso amarillo sí ha invocado los hilos sensibles de la polarización (desde el sexo anal hasta las exoneraciones tributarias) y no ha ganado masivas adhesiones en el intento.
Si en las urnas se ratifica lo detectado en los sondeos, probaremos que el voto es más sofisticado que lo que los agoreros del populismo proclaman. Lo digo de este modo: no creo que, en ningún caso, el voto puramente irracional llegue a un porcentaje considerable. El voto puede estar asociado a la protesta, la furia, la homofobia, los prejuicios, las emociones más diversas. Al fin y al cabo, esas son razones. Bueno, pues, al parecer no hay suficientes peruanos que asocien tales razones a gente que ha tenido el Congreso por el mango (Bartra y Yeni Vilcatoma, por ejemplo) y no han hecho allí –salvo alegar y confrontar– lo que hoy prometen hacer.
López Aliaga, en un nuevo golpe efectista, ha anunciado que quiere ser el Jair Bolsonaro del 2021. Pide que lo comparemos. Hagámoslo: el brasileño sucedió a un larguísimo período del izquierdista PT. Aquí, ¿qué novedad o ruptura ofrece el secretario general del partido del exalcalde Castañeda, con una lista limeña identificada, desde su cabeza, con el impopular Congreso disuelto? Mmmhhh, no cuadra, ¿no?
El Perú tiene una cualidad experimental. Hemos llegado bastante lejos en la judicialización de la política y a la vez en la informalidad de la política. Es un combo caótico, pero funciona mejor de lo que uno creería. Con trompicones, no dejamos de movernos hacia adelante. El 26 habrá otro experimento y confirmaremos si el voto tiene algo que ver con el volumen de la chilla.