Proyecto de ley busca poner punto final al ingreso de delincuentes procedentes de otros países que se ha venido registrando en los últimos meses. (Foto: Agencia Andina)
Proyecto de ley busca poner punto final al ingreso de delincuentes procedentes de otros países que se ha venido registrando en los últimos meses. (Foto: Agencia Andina)
Fernando Vivas

Seamos solidarios y a la vez sinceros. Es la única forma de evitar la escalada xenofóbica que se ve en las redes y en noticieros cuando subrayan la nacionalidad venezolana de un pillo.

A los migrantes se les recibe con solidaridad, pero no se les alienta a venir salvo que tengas un ‘boom’ económico y un déficit de mano de obra. No les creas falsas expectativas. Aquí se alentó a muchos venezolanos a pensar que había preferencia por ellos y por su cultura. Era insólito, en contraste con los fenómenos migratorios en otros países, verlos luciendo sus banderas y vendiendo arepas. Esa fase naif ya acabó.

La relación con se había ideologizado en exceso y los migrantes son, ahora, las víctimas de esa ideologización. PPK vio en la crisis del chavismo ocasión para pelear un liderazgo regional irresponsable, porque, más allá de repudiar a Maduro como se merece y romper relaciones a tontas y locas, no hubo preocupación efectiva por esa sociedad oprimida. Solo se atinó a ser flexibles con quienes huían de ella. Se expidió un permiso temporal de permanencia (PTP), que no se otorgó a otros migrantes.

Se beneficiaron los primeros, pero no quienes siguieron. El PTP se nos fue de las manos junto a repudiables prácticas como contratar a venezolanos sin beneficios y en oficios en los que la discriminación racial y física cunde. En un mercado de gran informalidad y sesgos, la migración es aun más dramática.

La se acrecentó cuando el peruano no solo percibió un contingente humano que llegaba por sus propios medios; sino que el Estado, de alguna forma, lo había alentado. De ahí que se hayan creado las absurdas leyendas urbanas de que el venezolano tiene mayor salario mínimo que el peruano o que se le quiere como masa electoral.

¿Qué hacer para evitar la xenofobia y regular el flujo migratorio? Chile, que tiene la experiencia de otros flujos, ha implementado lo que llama visa humanitaria. Hay que estudiar algo parecido aquí. Sé que el Ministerio de Trabajo se preocupa al respecto, pero debe ser más diligente al informar sus acciones contra prácticas abusivas hacia venezolanos, y también hacia peruanos cuando se excede el límite de 20% de planilla foránea. El Mininter debe prevenir tanto la acción de bandas extranjeras como brotes xenófobos violentos.

Un taxista en Ayacucho, comentando la ola de migrantes venezolanos en su ciudad, me dijo: “Que se porten bien, ya sabe cómo somos aquí”. ¡Dios, la jactancia de su pasado violento como amenaza! Tenemos que ser juiciosos para no tolerar extremos. Ni la solidaridad lírica que desconoce la realidad discriminadora e informal que sufre el peruano promedio en el mercado; ni nada que nos lleve por el sendero de Trump.