El 24 de enero se celebró el Día Mundial de la Educación, fecha establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2018 para conmemorar el papel de la educación en la paz y el desarrollo. Sin embargo, parece que poco o nada hemos hecho para que la educación cumpla ese propósito, ya que actualmente el mundo está convulsionado, lleno de conflictos; la nueva normalidad es la violencia.
Este nuevo ‘estado natural’ afecta el desarrollo de la educación. Unicef advirtió que la guerra en Ucrania ha afectado el aprendizaje de unos siete millones de niños y jóvenes ucranianos y, según la Unesco, a escala mundial, 132 millones de niños no están escolarizados. Si la educación mundial enfrenta grandes retos actualmente, en nuestro país la situación no es diferente.
Debido a la pandemia, en el 2021, un total de 124.533 estudiantes dejaron de asistir a clases, según el Ministerio de Educación. Además, la última prueba PISA dice que para un grupo de estudiantes la escuela no es un espacio seguro ni un entorno en el que se sienten apoyados o aceptados.
Las aulas también pueden hacer lo contrario: formar estudiantes con valores. Imagínense si en las aulas se promovieran el bienestar común, el liderazgo comunitario, la participación activa, la empatía y la comunicación; tendríamos un alumnado que no se dejaría engañar, que no permitiría que pisoteen sus derechos, que participaría en el debate político y que buscaría lo mejor para su país. El Perú sería otro.
Por eso, debemos apuntar a la redefinición del sistema educativo. Queremos paz, mejoremos la educación; queremos progreso, formemos mejores estudiantes; queremos ciudadanos, desarrollemos un civismo activo en el alumnado. Lorenço Filho decía que “la escuela es un reflejo fiel de la sociedad”; las escuelas peruanas están en UCI, entonces la sociedad peruana también.
Tomemos conciencia y comencemos a resolver uno de los grandes desafíos que solucionará muchos de nuestros problemas. Aprovechemos que hace poco fue el Día de la Educación y volvamos a hablar sobre ella, volvamos a proponer y reescribamos juntos el propósito de nuestro sistema educativo.