Joaquín Rodríguez

En los últimos años, hemos sido testigos de un crecimiento alarmante de la en , llegando a escenarios que no se hubieran avizorado en la región, como la irrupción en un canal de televisión con armas de fuego o el asesinato de líderes locales y candidatos presidenciales. Incluso, bandas criminales han logrado apoderarse y suplantar al Estado en determinadas regiones del continente. En efecto, América Latina se posiciona como el continente más violento del mundo, con una alarmante tasa de 15 homicidios por cada 100.000 habitantes (Unodc, 2021).

La combinación entre pobreza, desigualdad y falta de oportunidades para los jóvenes ha creado la receta perfecta para el crecimiento de organizaciones criminales, especialmente aquellas vinculadas al narcotráfico. Además, la debilidad institucional, la fragilidad democrática y la falta de gobernabilidad han convertido a Latinoamérica en un terreno fértil para la expansión del en el ámbito transnacional.

Sin duda, la preocupación principal de la población se centra en el crecimiento imparable de los grupos criminales, que han logrado superar los esfuerzos de control policial y se han convertido en la mayor amenaza para la . La rivalidad entre pandillas es evidente, pero también se observa una reorganización de estos grupos cuando la persecución estatal fracasa en su intento de neutralizarlos, como lo señala un informe reciente de la Unodc (2023).

Los gobiernos de turno han respondido a esta crisis con la imposición de estados de excepción que implican la restricción de derechos fundamentales, como si fuese el remedio mágico y perfecto. Sin embargo, estas medidas en su mayoría han demostrado ser insuficientes o contraproducentes, como es el caso peruano. Es evidente que abordar este problema de manera efectiva requiere un enfoque integral que involucre tanto a los gobiernos nacionales como a los organismos internacionales, encontrando alternativas con una perspectiva en derechos humanos que cesen la violencia.


Joaquín Rodríguez es estudiante de Derecho en la Universidad San Agustín de Arequipa