En un mundo globalizado cada vez más competitivo, el desarrollo económico se ha convertido en una prioridad para los países emergentes.

Hoy, el Perú está encaminado a impulsar su expansión y progreso comercial simultáneamente con la adopción de nuevas medidas que fomenten la inversión, promuevan la innovación y fortalezcan el entorno empresarial con el objetivo de magnificar su crecimiento sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

La implementación de nuevos protocolos es una estrategia integral que el Perú debe priorizar para obtener el desarrollo que anhela con fervor.

Dentro de este marco se sitúan claves esenciales como la innovación y el desarrollo tecnológico, el fortalecimiento del capital humano, el desarrollo de infraestructura, la promoción de la inversión y de sectores estratégicos, la estabilidad macroeconómica y el apoyo a las pymes.

Hoy en día no podemos evadir la situación que vivimos. El sistema social peruano se ha visto muy afectado por la corrupción que embarga a las instituciones públicas y al gobierno central, generando una inestabilidad política que, a su vez, tiene una relación directa con la disminución de inversionistas extranjeros.

La proyección hacia un nuevo horizonte de mejora parte desde la participación ciudadana, involucrándose activamente sobre los acontecimientos que se vienen suscitando en la vida política y cívica dentro de nuestro Estado.

Mantenernos informados nos permitirá promover iniciativas y reformas que combatan y contrarresten la corrupción, como la implementación de leyes más estrictas, una mayor protección para los denunciantes y libre transparencia en las gestiones públicas.

Es crucial promover la meritocracia en los funcionarios públicos, asegurándonos de que nuestros representantes sean personas que cuentan con las competencias y capacidades necesarias para desempeñar sin ningún problema sus funciones de manera eficiente y ética.

La educación es vital para el progreso del Perú. Mejorar la calidad y garantizar el acceso equitativo a una educación de calidad en todos los niveles debe de ser también una de las prioridades de nuestro Estado.

El poder albergar profesionales con habilidades demandadas por el mercado global traería consigo nuevas y mejoradas industrias de comercio, aumento del PBI, nuevos inversionistas, reducción de la pobreza y del desempleo.

Las pymes involucran a toda la nación, desde la creación de empleos hasta la informalidad que los contempla. La inserción de estrategias que promuevan y proporcionen estímulos que motiven a la formalización de los negocios –como ofrecer más apoyo técnico, financiero y la simplificación de trámites administrativos– cambiaría el panorama que experimentamos diariamente.

El desarrollo de infraestructura, innovación y tecnología, la promoción de sectores como la agroindustria, el turismo, la minería responsable, la industria manufacturera y los servicios diversificarían nuestra economía y generarían empleos de alto valor agregado.

Es primordial resaltar que las estrategias deben de ser implementadas de forma integral y sostenible, manteniendo una perspectiva a largo plazo y considerando el trabajo colectivo entre gobierno, sector privado y sociedad civil.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Jhunior Kettin Jurado Ccahuaya es estudiante de Administración y Negocios Internacionales de la Universidad Autónoma del Perú