Fue mucho más que solo grabar o fotografiar pequeños momentos de sus vidas. Jhanser, Luana y María se mostraron nerviosos antes de la proyección de sus primeras películas. La plaza está llena. Hubo expectativa en torno del trabajo hecho por un grupo de niños y adolescentes de Monte Sullón, un centro poblado del distrito de Catacaos, a 11 kilómetros de Piura. Expusieron el trabajo duro que desarrollan sus familias por salir adelante, el amor entre los suyos y los juegos de barrio. Proyectaron, así, su cultura al mundo, a través de productos .

El taller fue un éxito. Los pequeños cineastas mostraron el fruto de arduas semanas de grabación. Aplicaron en su propio entorno todo lo aprendido en clases. La emoción también se extiende a sus padres, a los profesores y a los estudiantes de audiovisual que están detrás de este esfuerzo.

Muchas de estas jóvenes mentes, aun sabiendo escribir y leer, tienen dificultad para realizar este tipo de actividades eficientemente, lo que consideramos un peligro para su propia cultura, que puede quedar marginada o excluida de la dinámica del consumo cultural, tan importante para el desarrollo. Producir y consumir material audiovisual es una opción para el aprendizaje, la conservación y la divulgación de las propias costumbres, las vivencias, la historia y las circunstancias.

¿Cómo saber qué tanto ha crecido el Perú si no tuviéramos registro visual de cómo fue antes? ¿Cómo explicarle visualmente qué tan atractivo es el país a alguien que nunca ha tenido la oportunidad de venir a visitarlo? ¿Cómo mostrar la cruda realidad de una comunidad? ¿Y cómo hacerlo sin el registro de una cámara o un micrófono?

La tecnología se reinventa a la velocidad de la luz y, con ella, crece la posibilidad de usarla para el mal. Pero a nosotros, los estudiantes universitarios, ciudadanos comprometidos con la construcción social, nos compete crear contenidos para el enriquecimiento cultural, una tarea que no nos tomamos a la ligera. Los niños y adolescentes, al igual que nosotros, deben aprender a ver en los productos audiovisuales medios para que su cultura se conozca y se valore a través de los años.

En el marco de la multiculturalidad de nuestro país, los comunicadores audiovisuales somos actores de notable relevancia ya que somos capaces de enseñar a llevar diversas miradas más allá. Las imágenes, los sonidos y las voces cobran una dimensión fundamental al conformar la esencia de una cultura tejida con hilos de historia e identidad. A través de esta contribución, el desarrollo del país es posible ya que –como dijo el reconocido periodista británico George Orwell– “quien controla el presente, controla el pasado; y quien controla el pasado, controlará el futuro”.

Ana Belén Revilla Lozano es estudiante de comunicación audiovisual de la Universidad de Piura