Flor Quispe

Al imaginarnos un mundo sin derecho, podemos recordar la etapa en la que todo se fundaba en la fuerza. Sin embargo, cuando surge el hombre racionalista, la concepción de que los problemas se resuelven con la fuerza cambió, la humanidad se dio cuenta de que un conflicto se puede solucionar a través de la lógica y la razón. Pasa, entonces, a encontrar soluciones en algunos textos legales que, en muchos casos, han servido como precedentes para los códigos que tenemos establecidos en la actualidad.

Hoy en día las conductas humanas que son reprochables están establecidas en una ley. Si no fuera así, nuestra vida sería un caos. El derecho es el mayor regulador de las conductas reprochables de nuestra sociedad, es un límite que, al ser sobrepasado, genera consecuencias legales.

Por esa razón, los abogados surgen como protectores para la sociedad. Sin ellos los individuos quedarían desprotegidos, la sociedad quedaría desprotegida, los delitos no serían castigados y se viviría en una desigualdad de justicia en la que la dignidad humana no existiría.

Es importante señalar que no serviría de nada tener plasmados derechos en un texto legal si no los referimos a los problemas de nuestra sociedad. Debo aceptar que, con el tiempo, los abogados han perdido prestigio. Sin embargo, no podemos mezclar lo bueno con lo malo, pues en este mundo, así como hay personas buenas, también las hay malas. En el derecho pasa igual: hay abogados buenos y hay abogados malos, como en cualquier rubro.

El papel de un abogado es importante, pues nuestra sociedad se está volviendo más conflictiva. Hay padres que abandonan a sus hijos; existen personas que se adueñan de bienes que no les pertenecen; empresas que se aprovechan de sus trabajadores; personas que roban, asesinan, violan, que no tienen ningún tipo de remordimiento y compasión por sus víctimas. En todos estos casos, la actuación del abogado es muy importante como un garante de la ley y de la justicia para cada persona.

La carrera de Derecho siempre va a aportar a nuestra sociedad, pues es flexible y está abierta al cambio: las novedades se van regulando, las incertidumbres se van interpretando y los abogados lo van aplicando en nuestra sociedad. El derecho de ayer no es el de hoy y está claro que está lejos de ser perfecto; no obstante, es un pilar fundamental para mantener el orden en la sociedad y no podría entenderse una vida común sin él.

Flor Quispe es estudiante de Derecho en la Universidad La Salle de Arequipa