Alvaro Benavente

El arte de comunicar cosas complejas de forma sencilla es una de las principales tareas de los ambientales. Ellos son los encargados de transmitir información que puede resultar muy pesada –pero que, a la vez, resulta importante– de manera digerible para un lector convencional.

Hace unas semanas, tuve una entrevista extracurricular con Ana Espinoza, la fundadora de FIBIOS”, una de las primeras agencias de comunicación y marketing ambiental en América Latina. Ella cuenta que un comunicador ambiental es una persona que se adentra en áreas de estudio que, a simple vista, podrían no parecer alineadas con su campo de acción. De esta forma, biología, principios básicos de meteorología, historia de acuerdos gubernamentales, derecho ambiental y cambio climático, son conceptos que esta rama de la comunicación acoge. De hecho, Ana cuenta que cuando cursó la carrera de en Ecuador, oscilaba entre los salones de ciencias humanas y ambientales. Lamentablemente, dicha carrera ahora no existe en la universidad en la que estudió por falta de demanda.

Pero ¿acaso esta carrera no está presente porque no es importante? No es así. La respuesta es que no se le da importancia en los niveles académicos previos a la educación superior. He buscado la carrera específica de comunicación ambiental en más de 15 universidades del Perú y no he podido encontrarla en ninguna. Bruno Takahashi, un líder ambiental peruano, explica también que, de manera general, no existen muchos especialistas en la rama.

Si desde chicos nos enseñasen qué son los gases de efecto invernadero, la definición correcta del cambio climático, técnicas de desarrollo sostenible o escuchásemos sobre relaves y efluentes, la carrera de comunicación ambiental sería más demandada. Sin embargo, pocas son las instituciones de primaria y secundaria que le brindan a la materia la importancia necesaria. Es importante aclarar que un taller o un evento cada seis meses no debería ser considerado como educación ambiental. Para que tengamos una sociedad consciente de la crisis climática y las acciones que esta conlleva, es necesario que se agregue al currículo escolar un curso de educación ambiental. El tema es tan amplio y crucial para el desarrollo sostenible del país que requiere de un espacio más grande que un evento de reciclaje escolar.

Podríamos decir que esta es una de las explicaciones de por qué abunda la ignorancia en los temas de este campo. Con profesionales especializados en compartir información ambiental compleja con el propósito de que todos puedan entenderla tendríamos una nación más capaz y dispuesta a actuar frente a la crisis climática.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.



Alvaro Benavente es estudiante de Comunicación y Publicidad en la Universidad Científica del Sur