El periodismo está en crisis, al menos en el Perú. Su rol como ente fiscalizador está desacreditado, la ciudadanía ya no confía en lo que lee o escucha en los medios. Si las personas que nos leen desconfían de nosotros, ¿cómo podemos esperar que la población se indigne ante los destapes del periodismo? ¿Cómo esperamos mejorar como sociedad?
La desconfianza va de la mano de la desinformación, porque es parte de la naturaleza humana gravitar hacia aquello que está en nuestra misma línea de pensamiento. Un informe del instituto Reuters del 2023 sobre las noticias digitales nos revela cifras espeluznantes acerca de la situación del periodismo en América Latina y el Perú. El 2022 fue el peor año para los periodistas peruanos, y me atrevo a atribuirlo a un presidente que se negaba a declarar, se dedicaba a atacar a la prensa y a desacreditarla en su totalidad. Aunque haya situaciones en donde el periodismo se preste a intereses políticos o personales, es innegable que este existe para servir a un público. Sin embargo, que la confianza hacia los medios haya disminuido hasta un 33% deja mucho que reflexionar acerca de lo que estamos haciendo mal.
A la par, surge un nuevo periodismo: el ciudadano. Esta vertiente abre muchas puertas a oportunidades de crear espacios para conectar nuevamente con la ciudadanía. Las redes sociales se prestan mucho para la inmediatez de la información que tanto busca el periodismo, pero hay que saber moverse en ellas. Un mal paso y se puede caer en la “cultura de la cancelación”. Es muy difícil escapar de ese agujero negro. Ahí se encuentran personas de todo tipo, las que están de acuerdo contigo y las que no. La clave está en que ambos bandos sean receptivos. ¿Y cómo se logra eso? Siendo rigurosos en la investigación y en la redacción, no dejando cabos sueltos y, cuando sea necesario, pidiendo disculpas.
Considero que el periodismo del siglo XXI ya no puede tener la verdad absoluta, controlar la información y delimitar el modo de pensar de la esfera pública. Vivimos en una nueva realidad, gracias a la digitalización que hoy nos conecta a todos, con las imperfecciones y virtudes del ser humano. El periodismo debe convertirse en una guía para la ciudadanía hacia el buen camino, seguir con el rol fiscalizador que lo caracteriza y, sobre todo, seguir buscando la verdad, aunque eso signifique hablar de temas que incomoden. Un buen periodismo es plural y multifacético.