El impacto de los en la biodiversidad del país ha sido desastroso. Las llamas han arrasado aproximadamente 200.000 hectáreas de bosques y áreas naturales, afectando hábitats para las especies y poniendo en peligro ecosistemas únicos.

Asimismo, las comunidades cercanas se enfrentan a una crisis económica y sanitaria debido a la pérdida de recursos naturales y la degradación de la calidad del aire.

Los incendios han destruido cultivos y fuentes de agua, llevando a una escasez de alimentos y agua potable. Los agricultores y sus familias, que dependen de los recursos naturales, enfrentan dificultades extremas puesto que se han destruido varios cultivos y fuentes de agua, lo que ha llevado a una escasez de alimentos y agua potable en varias de las regiones afectadas, lo que produjo una emergencia humanitaria.

El Gobierno ha implementado varias medidas para combatir los incendios. Sin embargo, la respuesta ha sido limitada e ineficaz debido a la magnitud de los incendios y a que su atención ha estado centrada en otros aspectos como la negativa del Congreso para aprobar un viaje de la presidenta Dina Boluarte. Esto es indolente y alarmante, porque el impacto de los incendios forestales ha sido enorme: se ha reducido la cobertura forestal en más del 15% en algunas zonas, lo que afecta a cientos de especies de flora y fauna, muchas de las que ya se encontraban en peligro de extinción.

Tenemos que ser conscientes de los estragos que este desastre ambiental le dejará al país y colaborar como sociedad para mitigar sus consecuencias.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

José Francisco Legua Barón es estudiante de Periodismo en la UPC

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