En un país en el que el respeto por las instituciones políticas se debilita y los espacios para las voces críticas se reducen, defender la libertad de expresión, especialmente cuando esta incomoda al poder, se convierte en un ejercicio revolucionario.

Hoy, la rigurosidad académica y la visión crítica de la ciencia política parecen amenazadas por la agenda del Poder Legislativo, tras la aprobación del proyecto de ley que busca crear el Colegio Profesional de Politólogos del Perú. El lector podría sorprenderse ante el alarmismo de estas líneas, considerando que un colegio profesional es una institución común para otras profesiones.

Sin embargo, las preocupaciones aquí derivan del rol crítico del politólogo, que debe analizar las relaciones entre individuo, sociedad, Estado y poder. Como debe inferir el lector, este análisis puede resultar incómodo para el poder de turno, ya que la ciencia política tiende a demandar respeto por las instituciones políticas, contraviniendo intereses políticos o partidarios.

Si bien el propósito de un colegio profesional es garantizar un estándar de calidad basado en criterios técnicos y evidencia científica, trasladar esta institución al campo de las ciencias sociales ignora (ya sea por negligencia o intencionalidad) su naturaleza relativa.

Debe el lector conocer que, en las ciencias sociales, no existen posturas categóricamente correctas o incorrectas, sino que la valoración de una idea depende del contexto y el enfoque. Es así como la imposibilidad de establecer criterios técnicos claros en estas disciplinas abre la puerta a la regulación del pensamiento crítico.

En un contexto en el que la voluntad política prima sobre las instituciones, un Colegio Profesional de Politólogos podría convertirse en un instrumento para excluir a los académicos disidentes. Como futuro politólogo, creo que una mirada crítica e independiente del poder es esencial para nuestra profesión. Por ello, como sociedad, debemos permanecer vigilantes y alzar la voz ante cualquier intento de sofocar las ideas que incomodan al poder.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Fabrizio Piero Monge Proa es estudiante de Ciencia Política en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas