Stephanie Morgenstern

La violencia de género y el periodismo peruano. ¿Qué tienen en común? Que el país no los suele tomar muy en serio. Especialmente la primera, pues las noticias sobre agresiones hacia mujeres han aumentado a lo largo de los años y, con ellas, una cobertura noticiosa que deja mucho que desear.

Con una frecuencia alarmante surgen diariamente nuevos casos de desapariciones y de violencia contra la mujer. En setiembre de este año, la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Nancy Tolentino, advirtió que se han reportado más de 110 casos de feminicidio en los centros de emergencia mujer (CEM) en lo que va del 2023, siendo esta la segunda cifra más alta registrada en el país.

Si bien los medios últimamente les han dedicado un espacio a estas cifras, los nombres se desvanecen, las condenas en espera se olvidan y la atención se desplaza hacia otro lado, lo que obliga a que las siguientes preguntas aparezcan: ¿qué sucedió con el agresor denunciado la semana pasada?

Hay excepciones que sí causan estruendo gracias a una cobertura más exhaustiva y que, por eso mismo, generan presión en las autoridades para que brinden resultados. Pero el problema es que el rebote de las primicias dura tan solo unos días y luego estas se ignoran. Es en ese momento cuando el periodismo puede hacer su parte.

¿Cómo? Se necesita exponer un mismo caso de violencia más de una sola vez para que genere ruido. Es imperativo que los periodistas reconozcan su poder como agentes de cambio y se comprometan activamente a no solo informar sobre la violencia de género, sino a ser catalizadores del diálogo y la acción. ¿Se puede? Sí, pues al seguir exponiendo una denuncia en los medios se impulsa a que las personas no tengan más remedio que prestar atención.

Sin embargo, los periodistas solo llegan hasta cierto punto. Lamentablemente, los peruanos estamos tan acostumbrados a la catástrofe que la violencia ya no espanta, sino que desemboca en un lugar peor: la indiferencia.

Es una labor de a dos, de los que hacen las noticias y de los que las revisan. Si me preguntan, entonces, cómo puede el periodismo contribuir a crear un Perú mejor, yo contestaría que la cobertura sobre la violencia de género necesita fuerza. Fuerza para que el periodista no abandone un problema que parece no irse nunca, y fuerza para el lector, para que siga creyendo que el periodismo peruano todavía puede funcionar.

Stephanie Morgenstern es estudiante de Periodismo en la PUCP

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