Miguel  Olarte

La distancia entre el deseo de transformación y su realización ha sido el territorio donde mi identidad como joven líder se ha forjado. En CADE Ejecutivos 2024, ese espacio de reflexión y encuentro, descubrí que el liderazgo no es un destino, sino un camino de construcción permanente.

Cada panel, cada diálogo, cada intercambio de experiencias se convirtió en un instrumento de expansión de mi comprensión sobre los desafíos que afronta nuestra patria. No se trataba solo de escuchar, sino de cuestionar las estructuras de pensamiento que limitan nuestra capacidad de encontrar soluciones innovadoras.

Como miembro de la Comunidad de Jóvenes Líderes de IPAE Acción Empresarial, comprendí que mi responsabilidad trasciende el ámbito individual: nos corresponde crear los marcos de desarrollo que impulsen el futuro de nuestra nación.

Mi rol como joven líder no es ser un mero espectador ni un crítico sin acción, sino un agente activo de cambio. Participar en CADE Universitario y ahora en CADE Ejecutivos me permitió reconocer que cada decisión, cada acción, contribuye a la construcción de un ecosistema más colaborativo, inclusivo y resiliente.

La verdadera revolución comienza cuando reconocemos que la distancia entre el deseo de cambio y su realización es, precisamente, la medida de nuestra responsabilidad. Vallejo, en su aguda percepción de la condición humana, nos interpeló con una urgencia que trasciende su tiempo: “Señor ministro de Salud: ¿qué hacer? / ¡Ah! Desgraciadamente, hombres humanos, / hay, hermanos, muchísimo que hacer”.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Miguel Olarte es estudiante de Gestión de Empresas en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa

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