No salimos en la portada, pero sí en los créditos

“Me parece que también la presión social y los casos donde el Estado fue demandado por incumplimiento tuvieron mucho que ver”, escribe una usuaria en la red social X (antes Twitter) con relación al caso de Mila. A su comentario se suman varios en señal de protesta. Lo interesante es que, mientras escribía este artículo, la noticia de que se revirtió la sentencia que le negaba el aborto terapéutico se viralizó. Durante días, la prensa nacional hizo eco del suceso, lo que llevó a la gente a protestar y exigir al Estado que rectificara su decisión. Lo lograron. A través de la difusión de noticias, el periodismo puede actuar como un puente que conecta a las personas con los acontecimientos e ideas que moldean su entorno.

De hecho, un ciudadano con acceso a información verificada se convierte en un agente activo que cuestiona y orienta sus acciones hacia soluciones que beneficien a todos. Si leemos un libro de historia, así se impulsan los movimientos sociales, generando un impacto positivo al exponer conflictos y movilizar a la colectividad. Informar no es nuestra meta final, por suerte.

Odiado por muchos y defendido por pocos, ser periodista en el Perú es difícil. Aun así, es de necios negar su importancia en el desarrollo de un país como el nuestro. Con una sociedad fragmentada y una opinión pública polarizada, el periodismo es un agente de cambio social al informar, educar y empoderar al ciudadano. Claro, no es tan fácil como suena. La periodista Leila Guerriero lo sabía cuando aseguró que no es bueno sostener la idea de que cualquiera puede ser periodista. Para avanzar, se debe fortalecer tanto la ética como la independencia periodística.

Aprovechar las herramientas digitales no solo para alcanzar a una audiencia más amplia, sino también para actuar como un filtro. Fomentar el periodismo de investigación, ya sea a través de los grandes medios o los alternativos, no solo daría voz a aquellos que se ven afectados por problemáticas sociales, sino que expondría prácticas de corrupción y abuso de poder. Casos como el de Odebrecht han impulsado reformas que contribuyen a fortalecer el Estado de derecho y construir una sociedad más equitativa y justa. Dos adjetivos que para muchos peruanos suenan a ficción. Tenía razón García Márquez al decir que ser periodista es tener el privilegio de cambiar algo todos los días.