Cuando empecé a estudiar la carrera de Terapia Física y Rehabilitación, me interesaron mucho las capacidades que dicho profesional puede realizar. Ejercicio físico, planes de rehabilitación y objetivos a mediano y largo plazo que se irían cumpliendo con el fin más deseado: lograr una mayor independencia del paciente. Sin embargo, a lo largo de dicha formación, con el fin de tener más información sobre métodos, impacto de los ejercicios, entre otros temas de interés, noté que la mayoría de los artículos de Latinoamérica provienen de otros países y la diferencia con el Perú era considerable.

Asimismo, cuando culminó el periodo de pandemia, tuve la oportunidad de realizar mis prácticas en sedes hospitalarias y observé que en varios hospitales se siguen empleando técnicas antiguas e incluso se prioriza más el empleo de agentes electrofísicos que el ejercicio terapéutico. Además, aún no se logra implementar al 100% el enfoque biopsicosocial. Estos problemas resaltan más en la atención pública, puesto que, debido al tiempo de la sesión –25 minutos por paciente– o a la falta de materiales, a las justas se pueden aplicar corrientes analgésicas cuyo fin es calmar el malestar y dejar en el olvido el hecho de que un paciente no es solo su patología, sino también un ser biopsicosocial, que siente y que se preocupa.

Por ello, considero en primer lugar que las entidades formadoras de los futuros profesionales de la salud deben incrementar el énfasis en la actualización y la producción de textos científicos. Anhelo que el Perú pueda estar dentro de los primeros países en investigación científica en Latinoamérica, teniendo en cuenta que solo hay tres universidades que destacan por su nivel de investigación. Sin embargo, necesitamos que más estudiantes tomen en cuenta la importancia de renovar conocimientos continuamente a fin de poder brindar un mejor servicio de calidad a nuestros pacientes. En segundo término, cursos como los de razonamiento clínico, atención al paciente, entre otros, son fundamentales en toda malla curricular, no solo de los terapeutas físicos, sino de todo profesional de la salud.

Finalmente, creo que el Estado Peruano debe implementar más materiales en los centros hospitalarios y evaluar periódicamente a los profesionales ya mencionados. Queda claro que aún tenemos mucho por hacer.

Valeria Nikole Ariza Aranda es estudiante de Terapia Física y Rehabilitación en la Universidad Peruana Cayetano Heredia