Buscando al gordi
, por Mario Ghibellini
Buscando al gordi
, por Mario Ghibellini
Mario Ghibellini

Nada tiene de malo un buen chiste. Ni siquiera en boca de un presidente electo. No ocurre lo mismo, sin embargo, cuando una persona sobre la que hay cifradas tantas expectativas nos somete a una dieta interdiaria de rutinas chirigoteras que parecen escritas por el general Donayre. Y daría la impresión de que ese es precisamente el hobby al que se ha aficionado Pedro Pablo Kuczynski mientras transcurren las largas jornadas que lo separan todavía de la fecha en que asumirá el cargo para el que ha sido elegido.

Algunas de las cosas que ha dicho en estos días, no obstante, no han sido broma, a pesar de que, después de haber hablado, él y su entorno hayan tratado de hacernos creer que lo eran. Y la más relevante de ellas, sin duda, ha sido el anuncio de quién será su primer ministro.

ImplosIón ppkausa

“Hombre, independiente, joven y gordito”, fue lo que anticipó PPK con respecto a las características de quien presidiría su primer gabinete, convencido quizás de que si planteaba las cosas en clave de adivinanza nadie descubriría a quién tenía en mente. Pero en los mentideros políticos locales abunda cualquier cosa, menos los ingenuos. Y así, mientras ciertos fulanos se lanzaban a comer sin recato para tratar de calzar con el perfil descrito y el buen Alfredo Ferrero buscaba en el botiquín casero medicación para las palpitaciones, hasta el menos avisado de los observadores de la escena pública comprendió que la carta secreta del futuro presidente era Fernando Zavala: ex viceministro de Economía cuando él ocupó esa cartera y su sucesor en el puesto cuando asumió el premierato.

La solución del acertijo, sin embargo, rozó evidentemente alguna sensibilidad al interior del ppkausismo, porque no habían pasado ni 24 horas del anuncio cuando Meche Aráoz salió a desmentirlo entre risitas nerviosas y frases que querían sonar despreocupadas, como “ha sido un comentario medio en broma”, “no hay nada seguro” o “tú sabes cómo es [Pedro Pablo]”. Sí, claro, un plato el colorado...

Cómo habrá sido la implosión pataletera, que hasta el mismo Kuczynski tuvo que sumarse al cuento de que todo había sido chanza y soltar aquello de que “ahora el premiere tiene pelo verde, aretes y toca guitarra”. Una guarangada con la que se manoseó injustamente la figura del discreto Zavala, poniendo en cuestión la posibilidad de que pudiera tratarse de una opción nítida y atinada desde el principio, a pesar de ser un candidato tan apropiado para el puesto que ni los fujimoristas han encontrado todavía algo que objetarle (proclamar que ‘no es muy político’ constituye, obviamente, un elogio).

Los acontecimientos posteriores a toda esa mojiganga han demostrado que el gordito prometido siempre fue y sigue siendo el ante- dicho, por lo que el final de la búsqueda que ahora fingen no podrá sorprender a nadie. Pero lo que sí desconcierta, en cambio, es el proceso que hace falta para llegar a ese resultado. Esto es, la menuda danza de celos y empujones que se adivina bajo la superficie del oficialismo en ciernes, y a la que el futuro presiden- te le sigue la cuerda con disposición festiva, como si no tuviera nada mejor que hacer. Un pésimo chiste por donde se lo vea.

Esta columna fue publicada el 2 de julio del 2016 en la revista Somos.