Mario Ghibellini

Hay cosas que sencillamente no se le pueden pedir a este Congreso. Como, por ejemplo, facultades extraordinarias. Lo que no se tiene, como es obvio, no se puede conceder. Y quienes se entretienen discutiendo si el Señor Cautivo de Ayabaca debe ser declarado “santo patrono de la religiosidad espiritual del norte” o si corresponde “expresar el más ferviente y caluroso saludo al distrito de Calango” con motivo del aniversario de su creación no darían la impresión de ser los poseedores más señalados de tales facultades. Todo bien, por supuesto, con el Señor Cautivo de Ayabaca y el distrito de Calango, que no requieren de proclamas ociosas para ganarse un sitio en la estima popular. El problema está, más bien, en la vocación de la representación nacional por ignorar las materias urgentes sobre las que le tocaría legislar, y en el poco tino con el que lo hace cuando finalmente se pone a ello. Para comprobarlo, basta echarles una mirada a las iniciativas aprobadas en estos dos últimos años por el pleno en terrenos como la educación, el transporte o la economía. Y no se puede decir que, en cuestión de investigaciones a parlamentarios, el trabajo en el Palacio Legislativo haya sido mejor.

¡Hagan un trencito! (Ilustración: Giovanni Tazza)
¡Hagan un trencito! (Ilustración: Giovanni Tazza)

–Chambelán predilecto–

Esta reflexión viene a cuento a raíz del incordio en el que se halla envuelta desde hace unos días la congresista (Avanza País). Como se sabe, ella estuvo presente el sábado pasado en , en medio de circunstancias no esclarecidas. Lo indisputable es que la causa de la muerte fue un disparo y que la lista de invitados al evento incluía algunos nombres inquietantes. Si fue la legisladora la organizadora del festejo y . Pero existen datos que la colocan en una situación incómoda: la reunión bailable tenía por objeto celebrar el cumpleaños de su chambelán predilecto, el excongresista Paul García; y las versiones que ella ha dado sobre la hora en que salió del lugar han sido cambiantes.

Al concitar la atención de la prensa, además, la noticia ha provocado destapes adicionales. Un informe sobre los movimientos migratorios de la legisladora ha indicado que ella viajó a Colombia, República Dominicana, Panamá, España y Argentina en las mismas fechas que el festejado del último sábado. Un dato que no tendría que ser de incumbencia de nadie… Salvo por el hecho de que, al sugerir una particular cercanía entre ellos, levanta ciertas interrogantes sobre la en la Oficina de Calidad Legislativa del Parlamento, que depende de la Tercera Vicepresidencia del Congreso. Es decir, de la señora Amuruz. Algunos de esos viajes, por otra parte, se produjeron en días destinados a la semana de representación, por la que los legisladores cobran un bono de S/2.800 para fines de “apoyo logístico”. El destino de esos fondos, como es evidente, ha despertado ahora la curiosidad de la opinión pública.

El detalle de su concurrencia a una pachanga a tan pocos días del , por último, ha mostrado a la señora Amuruz poco respetuosa del duelo al que el trágico acontecimiento convoca, y ha dado pie a que se recuerde la celebración de su propio cumpleaños en agosto del 2021, ignorando las medidas de seguridad que regían en ese momento por la pandemia del COVID-19. La parlamentaria, pues, ha exhibido una vez más una cierta disposición a anteponer la rumba a las exigencias del cargo y, como cabía esperar, el celo fiscalizador se ha desatado en la Plaza Bolívar. y que pretenden removerla de su encumbrada posición han brotado rápidamente en el hemiciclo y no es improbable que todo este penoso episodio acabe mal para ella.

A pesar de lo que le reclaman desde distintas bancadas, es claro que, como no sea de baile, la señora Amuruz no dará “paso al costado” alguno. Pero la ocasión luce pintada para que una coalición de pares suyos acosados por acusaciones tanto o más serias que las que se busca ventilar en esta ocasión la peguen de moralizadores. Moverse en círculos colindantes con el crimen, contratar a parientes de parejas negadas o emprender viajes de financiación objetable no son, después de todo, conductas inéditas en la actual conformación parlamentaria. Y, sin embargo, no recordamos que hayan conducido hasta ahora a sanciones ejemplares. Sin ir muy lejos, el titular del Legislativo, Alejandro Soto, acaba de esquivar la investigación que se había propuesto seguirle en la Comisión de Ética por la contratación en su despacho de la hermana de la madre de un hijo suyo. Y a nadie se le ha movido el bisoñé.

–Maracas, serpentinas y cornetas–

Llama la atención por eso la lista de firmantes de la moción de censura que mencionábamos antes: Katy Ugarte, Jorge Flores Ancachi, Raúl Doroteo, Heidy Juárez, Luis Cordero Jon Tay y hasta el ectoplasma de Digna Calle, entre otros. Una auténtica ‘troupé’ de baile compuesta por “mochasueldos”, “niños” y denunciados por otras perlas, con la que la señora Amuruz podría formar un trencito para desplazarse entre los escaños del Congreso repartiendo maracas, serpentinas y cornetas.

Ella será el alma de la fiesta, pero, vamos, es obvio que el ánimo pachanguero de esta representación nacional no se agota en su andar quimboso.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Mario Ghibellini Periodista