Mathías Panizo Arana

El Comercio recorrió los alrededores del y comprobó que los comerciantes informales han vuelto a tomar las calles y jirones cercanos a y el , ello tras el fracaso del plan de erradicación y reubicación de ambulantes iniciado por la Municipalidad Metropolitana de Lima hace algunas semanas. La iniciativa buscó que un grupo de vendedores se trasladara a la denominada ‘Huerta Encontrada’.

Este martes, un equipo de este diario verificó que tras la erradicación de ambulantes realizada por personal de fiscalización de la municipalidad y la policía a mediados de mayo, cientos de comerciantes informales han vuelto a ubicarse en los jirones Cuzco, Andahuaylas, Puno, Ayacucho, entre otros.

Comerciantes de la zona indicaron a El Comercio que los ambulantes fueron llegando poco a poco, tras frustrarse la reubicación, hasta retomar las vías del Cercado.
Comerciantes de la zona indicaron a El Comercio que los ambulantes fueron llegando poco a poco, tras frustrarse la reubicación, hasta retomar las vías del Cercado.
/ Jorge Cerdán

Durante algunas semanas estos espacios habían quedado despejados. Solo se observaba a vendedores que contaban con la autorización respectiva del municipio, como lustrabotas, puestos de periódicos, de comida, entre otros. Desde la semana pasada, la realidad comenzó a cambiar.

Margot Sánchez, una comerciante de la galería Comercial Mina de Oro, señaló a este diario que desde el jueves pasado algunos comerciantes informales comenzaron a ubicarse en la cuadra 9 del jirón Andahuaylas, muy cerca a una de las entradas al establecimiento comercial. “Poco a poco fueron llegando, primero en movimiento, caminando y vendiendo por todos los jirones. Luego, ya se fueron estableciendo. Colocaron sus carretillas y hasta módulos”, dijo.

Según informaron comerciantes de la zona, la presencia de las autoridades es mínima, a pesar de que el incremento de ambulantes es continuo.
Según informaron comerciantes de la zona, la presencia de las autoridades es mínima, a pesar de que el incremento de ambulantes es continuo.
/ Jorge Cerdán

La fiscalización por parte de personal municipal es cada vez menos, señala Ángel Ríos, un comprador frecuente de estos comercios. “Hay menos fiscalizadores y serenos, y de los policías que en algún momento hubo, ya no queda nadie”.

Detrás del fracaso del plan municipal existen una serie de promesas del alcalde de Lima Metropolitana, Rafael López Aliaga. Estas jamás aterrizaron.

Promesas incumplidas

Esta historia inicia meses atrás, cuando el alcalde Rafael López Aliaga anunció que “había empezado un empadronamiento de todos los ambulantes de Mesa Redonda y el Mercado Central”, a quienes se les ofreció la reubicación como el primer paso de su formalización. El 13 de mayo finalizó el censo con más de 4.500 comerciantes registrados.

A inicios de junio comenzó la reubicación de los empadronados, pero “inicialmente, [para] las personas que tienen discapacidad y madres solteras”, aclaró el burgomaestre en su momento. La zona conocida como la Huerta Perdida, rebautizada como la ‘Huerta Encontrada’, fue el espacio destinado para mover a los comerciantes. Este fue definido por López Aliaga como “un sitio digno”. A los pocos días, los comerciantes abandonaron dicha zona entre quejas de falsas promesas.

No solo fue la poca afluencia de clientes y el suelo de grava, que dificultaba la accesibilidad de los discapacitados, lo que desanimó a los ambulantes. La Feria Bazar Huerta Encontrada fue ubicada en una zona “poco segura” y los vecinos de Barrios Altos criticaron que se haya empleado una losa deportiva para instalar los puestos de venta.

Rubí Marticorena fue una de las ambulantes que pasó a “Huerta Encontrada” había señalado hace unos días que pocos compradores llegaban al espacio destinado por la municipalidad y que los comerciantes vivían con el riesgo permanente de ser asaltados a la salida del lugar. Ella anticipó en aquella oportunidad: “Más tarde me salgo a vender por Grau, por ahí. Agarro por donde el Serenazgo no molesta vendiendo un rato”.

En conversación con El Comercio, el regidor de oposición, Aron Espinoza (Podemos Perú), cuestionó la decisión tomada por la alcaldía de Lima y mencionó que debido a la ubicación de ‘Huerta Encontrada’, “era predecible que iba a fracasar”.

Ambulantes marcharon en rechazo a la ordenanza municipal que prohíbe el comercio informal en las inmediaciones de Mesa Redonda y el Mercado Central. Foto: Julio Reaño/GEC
Ambulantes marcharon en rechazo a la ordenanza municipal que prohíbe el comercio informal en las inmediaciones de Mesa Redonda y el Mercado Central. Foto: Julio Reaño/GEC

Los reubicaron [a los ambulantes informales] en un lugar inseguro. Donde se les ocurrió, allí los llevaron y ya se ven las consecuencias. Ahora los comerciantes no van a confiar en otra reubicación”, criticó Espinoza.

El funcionario también resaltó que las bancadas de oposición no han tenido acceso a la información sobre esta problemática y no se les dio “la oportunidad para participar” en este tema. “Si no nos escucha a nosotros, ¿cómo sabemos si [López Aliaga] escuchará a los ambulantes”, cuestionó Espinoza.

Retorno a las calles

La reubicación de los ambulantes falló en sus primeros días. Actualmente, la feria imaginada se encuentra vacía y las calles del Centro de Lima han vuelto a albergar a los venderos informales. En horas de la mañana, jirones, calles y avenidas empiezan a recibir a los primeros ambulantes.

Esta es la realidad en espacios como el Jirón Ayacucho y otras vías cercanas al Barrio Chino, como jirón Andahuaylas y Ucayali. Es difícil saber si los mismos comerciantes reubicados en Huerta Encontrada han vuelto a los alrededores de Mesa Redonda. Lo concreto es que estas calles hoy lucen cada vez con más ambulantes.

Incluso el equipo de El Comercio que realizó este recorrido recibió amenazas por parte de los comerciantes informales.

Los comerciantes venden contra el tiempo a los transeúntes matutinos todo tipo de artículos. Conforme van pasando las horas, la presencia de personal de seguridad ciudadana de la MML se hace evidente e intentan disuadir, en pequeños grupos, a los ambulantes. Para las once de la mañana, cierta calma reaparece en estos espacios del Centro de Lima.

Una vez que el sol cae y la noche se asoma, la historia vuelve a repetirse. De a pocos, las calles van recibiendo en sus aceras los artículos ofertados, entre los humos de las parrillas y cocinas de carretilla que acompañan en anochecer limeño. En tan solo horas, las vías se convierten en mercados donde el orden y la formalidad no encuentran espacio.

Sin respuesta

El Comercio se contactó con el área de prensa de la Municipalidad Metropolitana de Lima para tener una entrevista con un vocero al respecto de la reubicación de los ambulantes. Hasta el cierre de esta edición, la vocera asignada no contestó a las comunicaciones de este diario.

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