Fiesta clandestina termina en agresión en La Molina: ¿cómo fiscalizan las municipalidades estos eventos?

Sin embargo, en la vivienda se realizó una fiesta masiva denominada ‘Soirees’. La ubicación del local solo fue revelada a través de un código QR a las personas que abonaron el precio de entrada a los organizadores. No se restringió el ingreso ni la ingesta de alcohol a menores de edad.

Luego de hacerse público lo ocurrido, la municipalidad de La Molina clausuró la casa al día siguiente. Alejandro Vicuña, jefe de Fiscalización del municipio, aseguró que se incrementará los operativos los fines de semana en las calles Paracas, Sol de La Molina y Los Linderos “para evitar de manera efectiva y drástica los ‘privaditos’”.

Este hecho demuestra la facilidad con la que jóvenes y adolescentes pueden acceder a eventos en casas lujosas que carecen de licencia y medidas de seguridad. Asimismo, revela una tardía reacción de las autoridades para impedir su realización.

El Comercio entrevistó a funcionarios de tres municipalidades de Lima para conocer cuál es su estrategia de fiscalización de fiestas clandestinas.

Waldo Olivos, gerente de Seguridad ciudadana de la municipalidad de Surco, señaló que, durante la gestión actual del alcalde Carlos Bruce, personal de serenazgo del distrito ha intervenido cuatro fiestas sin autorización realizadas en casas alquiladas.

“Estos predios se han utilizado para realizar fiestas clandestinas. Se venden entradas sin que la casa alquilada tengan una licencia de funcionamiento para actividades comerciales”, sostiene Olivos. “En dos casos en los que los propietarios reincidieron en alquilar sus viviendas para fiestas, les colocamos una multa de 1 UIT y media [S/ 7.425]”, agrega.

El municipio de Surco ha determinado colocar carteles de advertencia frente a las viviendas donde se realicen eventos sin autorización para advertir a los propietarios y vecinos de la zona.

“El alcalde Bruce fue tajante al decir que en Surco no se realizarán fiestas clandestinas, o aquellas con ruidos molestos que perturben la tranquilidad de los vecinos. Incluso a los locales con licencia se les puede quitar el permiso”, subraya Olivos.

Cabe recordar que una de las primeras medidas de la gestión de Carlos Bruce como alcalde fue impedir la realización de conciertos en el recinto de espectáculos Arena Perú. El burgomaestre justificó la decisión debido al ruido extremo que generaban los eventos y las congestiones en las calles y puentes adyacentes.

“Este es el mejor ejemplo de la política de intervención de la municipalidad de Surco. Entonces, con mayor razón vamos a impedir las fiestas que no tienen permiso”, asevera Olivos.

El funcionario explicó a este Diario que los vecinos del distrito pueden reportar un evento que genere ruidos molestos a través de la aplicación Alerta Surco. Para tal fin, mediante la opción ‘Ruidos molestos’, pueden grabar un audio de la bulla que genere la fiesta e indicar su ubicación para que acuda el personal de serenazgo.

Fernando Martínez, subgerente de Fiscalización y Control de la municipalidad de Miraflores, sostuvo que todas las fiestas en el distrito que no cuenten con autorización municipal, aun cuando se realicen en un local formal, son impedidas.

“Los propietarios de locales formales que tienen licencia de funcionamiento y realizan actividades que significan un perjuicio a la tranquilidad de los vecinos son multados y el local, clausurado”, detalló. Respecto a las fiestas clandestinas en casas, Martínez menciona que su realización será sancionada con 1 UIT (S/ 4.950).

Así también, el subgerente indicó que la unidad de Fiscalización de Miraflores ha clausurado y multado a los dueños de una casa y catorce locales por no respetar su giro autorizado y generar ruidos excesivos.

“La semana pasada intervenimos un evento muy grande una casona en la avenida Arequipa 4080. Al ser una vivienda, no cuenta con licencia de funcionamiento ni ninguna autorización para que se realicen fiestas grandes en su interior. El personal de Fiscalización fue agredido por personas que habían tomado licor. No se registró la presencia de menores de edad”, manifestó Martínez.

El funcionario resaltó que los vecinos de Miraflores pueden llamar o escribir a los números de la unidad de Fiscalización del distrito para intervenir un evento que genere disturbios o ruido excesivo. “Las cámaras de seguridad también nos ayudan a detectar cualquier actividad de este tipo que se realice sin autorización”, subrayó.

Angélica Noguerol, vocera de la municipalidad de San Juan de Lurigancho, sostuvo que el equipo de fiscalización del distrito realiza tres turnos de control cada día para “prevenir cualquier acto irregular en el distrito”.

“Los únicas locales permitidos para realizar un evento cuentan con licencia de funcionamiento y certificado de seguridad. Si nos enteramos de una fiesta clandestina, nuestro equipo acude de inmediato y, de ser necesario, llama a la Policía o la Fiscalía de prevención de delitos”, detalla Noguerol. “Si se cometió un delito, la procuraduría municipal realiza una denuncia”, añadió.

La funcionaria manifestó que la multa para los propietarios de los espacios donde se realicen fiestas clandestinas asciende a 2 UIT (S/ 9.900). Además, se clausurará el inmueble hasta concretar el pago de la multa.

Los vecinos de San Juan de Lurigancho pueden presentar una denuncia ante la Central de Emergencias del distrito a través del número (01) 510 2090. Asimismo, mediante de la aplicación ‘SOS SJL Call’ pueden enviar una alerta de auxilio y reportar un incidente a través de una llamada.

El Comercio contactó a Franco, el joven agredido tras la fiesta en la calle Punta Arenas de La Molina. Los organizadores del evento respondieron a un programa de televisión que él y sus amigos “fueron los responsables” del disturbio. Sin embargo, Franco descarta haber interactuado con los agresores.

“Después nos hemos enterado que dentro del local ellos [los agresores] querían golpear a un grupo que habría molestado a una de sus amigas. Estaban iniciando una pelea e, incluso, amenazaban con una botella en la mano. Nosotros ya nos habíamos ido. Cuando nos encontraron en el grifo, fuero ‘de frente’ a pegarnos sin ningún motivo”, declaró Franco.

Sus padres y los familiares de E. G., menor de edad que acompañó a Franco y sufrió una fractura de tabique por las agresiones, han presentado una denuncia ante la Depincri de La Molina. Asimismo, esperan que las imágenes registradas por las cámaras de la municipalidad del distrito y el grifo Repsol permitan conocer la identidad de los atacantes.

Por otro lado, los familiares ya habrían identificado a dos de los diez agresores a partir de información que recibieron a través de redes sociales. Uno de ellos sería un menor de edad que estudia en el colegio Innova Schools de Puruchuco.