De los 1.778 ciudadanos del nuevo distrito de Uchuraccay que ayer eligieron por primera vez a su alcalde, había uno que llamaba la atención, no tanto por lo que hacía sino por lo que representaba. Julián Romero Velásquez es el presidente de la comunidad campesina de Huaynacancha, la capital del nuevo distrito. Él se pasó toda la mañana recorriendo a pie el pueblo y coordinando detalles de las votaciones en la unidad educativa inicial 429. Alguien debía poner un poco de orden.
Fue una de las últimas jornadas de Julián como autoridad máxima en Uchuraccay. Él ha sido varias veces dirigente en esta localidad, ya conoce sus problemas, ya conoce la manera de solucionarlos. Y aunque reconoce que ahora la principal autoridad será el nuevo alcalde, él no dejará de tener una voz en las decisiones locales.
“Por ser antiguo en este cargo y por el respeto que me tienen, para muchos yo seguiré ayudando como autoridad. Yo me encargaré de ver los terrenos, las propiedades, de hablar con los campesinos”, dice.
UN DÍA EN LA HISTORIA
Ayer se vivió otro día clave en la difusa historia de Uchuraccay. Hace 32 años, el 26 de enero de 1983, ocho periodistas y un guía fueron asesinados por comuneros en un incidente aún no esclarecido del todo. Es quizá uno de los episodios más cruentos de la lucha contra el terrorismo en el Perú.
En los meses siguientes, 135 pobladores de Uchuraccay y sus anexos murieron a manos de Sendero Luminoso y las Fuerzas Armadas; estos crímenes no tuvieron tanto eco, pero sí determinaron cambios en la historia local. Vivir entre esos dos fuegos obligó a los sobrevivientes a abandonar la comunidad y a refugiarse en las grandes ciudades de Ayacucho, e incluso en Lima; hasta hoy se ven construcciones abandonadas.
Recién en 1993 algunas familias retornaron a recuperar sus terrenos en Uchuraccay. Los campesinos llaman a esta etapa “el repoblamiento”, y para muchos marca un momento incluso más importante que la fundación. Ahora, más de años después de este repoblamiento, Uchuraccay es un distrito.
Sin embargo, con la llegada del nuevo estatus, aparecieron también algunas desavenencias. La principal giró en torno a cuál debía ser la capital del distrito. Luego de diversas discusiones, se acordó que fuera Huaynacancha, no solo porque reúne una mejor infraestructura, sino porque se ubica al lado de una trocha que lleva directamente al valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), con lo cual se facilita el comercio entre la sierra y la selva.
Coincidentemente, en Huaynacancha está una gran parte del total de electores. Aquí votaron casi mil personas, desde ancianos comuneros hasta jóvenes que por primera vez sufragan. Policías y militares se concentraron allí para custodiar el material electoral.
Al cierre de esta edición, los resultados entre los cuatro candidatos eran apretadísimos. Nicanor Ccorimanya (Alianza para el Progreso) tenía 374 votos, Romel Pacheco (movimiento Qatun Tarpuy) tenía 365, Yuri Antonio Huachaca (Musuq Ñan) 337 votos y Zócimo Huamán (Alianza Renace Ayacucho), 324. La gran ganadora, sin dudas, ha sido la democracia.
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