Unidos para que las heridas del 'baguazo' cicatricen
Unidos para que las heridas del 'baguazo' cicatricen
Fernando Vivas

El no se gestó en Bagua, sino más al norte, en el corazón de la jungla aguaruna huambisa. Los comuneros y sus apus se indignaron porque el Gobierno dictó, sin consultarles, decretos que relativizaban su propiedad sobre la tierra. Partieron en lanchas a Santa María de Nieva y de allí salieron en camiones a bloquear la carretera cerca de Bagua.

Ambrosio Uwak era entonces presidente del CAH (Consejo Aguaruna Huambisa) y vivió los 55 días de paro. Me cuenta, mientras cenamos en Nieva, su amarga versión del ‘baguazo’: “Ya se había firmado el 4 de junio [del 2009] un acuerdo para retirarnos. El 5 debíamos retornar. Algunos Dinoes [policías] habían tomado el puente Corral Quemado. Había dirigentes que prepararon masato. Dicen que el finado mayor Bazán disparó. Parece que hirió a un paisano”. 

Shuar Velásquez nos acompaña en la mesa. Es hijo de awajun y de huambisa. En ese entonces, estudiaba en Lima, becado en la Universidad Ruiz de Montoya. Se angustió cuando oyó en la radio que habían matado indígenas y que había policías rehenes. “En la lógica awajun ancestral –me dice– eso significa que están matando al pueblo. Y si matan a tu hermano, lo vengas en el campo de batalla. Llamé a RPP”. Recuerdo sus palabras pidiendo calma en ese trágico 5 de junio del 2009. 
  
PUENTE TENDIDO
Miguel Ferré Trenzano es quien me retó a ir a Nieva, y nos acompaña en la mesa. Miguel habla de los protagonistas del ‘baguazo’ con socarrona simpatía, pues muchos de ellos, como Ambrosio, son sus amigos. Y ojo que él, español peruanizado, no es ningún antiextractivista de ONG. Es el director del PAD (Programa de Alta Dirección) de la Universidad de Piura, y miembro del Opus Dei.

Su historia amazónica empezó el mismo 5 de junio, oyendo las noticias del ‘baguazo’. “Me conmovió mucho. Lo analicé y vi que allí hubo desconfianza y desconocimiento entre ambas partes. Había oído a Shuar  y lo busqué para estudiar con él el caso”. De ahí vinieron los foros académicos, los viajes a la zona y la fundación Tendiendo Puentes, una asociación sin fines de lucro, con empresarios y ejecutivos egresados del PAD. La idea es ayudar y, si se puede, invertir. Pero, cualquier paso –lección universal del ‘baguazo’– luego de ganarse la confianza.  

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