Si los altos ingresos económicos se reflejaran en desarrollo, Áncash sería un ejemplo por seguir en el Perú. Sin embargo, la corrupción, la malversación de fondos y la falta de fiscalización del Estado gestaron una grave crisis en la región.
Desde el 2010, este departamento ubicado al norte del país tuvo un ingreso económico de S/.5.416 millones. Solo el gobierno regional ha manejado en los últimos cinco años S/.1.422 millones, según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas.
Pese a la bonanza, hoy Áncash tiene a su presidente regional César Álvarez tras las rejas, a un vicepresidente regional con arresto domiciliario, a funcionarios regionales en la cárcel y otros prófugos, todos por denuncias de corrupción. Tiene también una deuda con empresas constructoras y proveedores que supera los S/.500 millones y 87 obras paralizadas e inconclusas en todo su territorio.
El vicepresidente regional encargado, Juan Chuiz Villanueva, reconoce que para sobreponerse a la crisis que atraviesan se necesita de un crédito suplementario del Gobierno Central, pues el dinero con que se cuenta para inversiones llega solo a los S/.170 millones. Él abriga la esperanza de que, en el resto de su gestión provisional, se logre la inyección de dinero que le permita dejar la menor cantidad de deudas a las nuevas autoridades.
El Ministerio Público estima que en Áncash las denuncias por corrupción de funcionarios e instituciones públicas superan las 1.200. Un 60% involucra al gobierno regional.
En nuestra edición impresa, conoce más de las problemáticas en Áncash.
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