"Me tocó documentar la reconstrucción del Yungay destruido" - 1
"Me tocó documentar la reconstrucción del Yungay destruido" - 1
Ronny Isla Isuiza

[Tengo 72 años soy profesor emérito de Antropología en la Universidad de Florida y miembro del Centro de Estudios Latinoamericanos. Tenía 24 años cuando llegué a Yungay por primera vez, en 1966. Retorné tras la tragedia de 1970 y registré durante 10 años el proceso de recuperación y reconstrucción de la ciudad. Publiqué “La ciudad mártir: muerte y renacimiento en los Andes”), un libro con las conclusiones de mi investigación que fue el cual fue nominado al Premio Pulitzer en 1986]

“Yungay era muy hermosa, un lugar realmente muy bello. Era uno de los pocos lugares del mundo donde una persona podía sentarse a la sombra de un árbol y ver un glaciar como parte del paisaje. Era un medioambiente con una belleza enorme y una ciudad muy acogedora”.

Este es el primer recuerdo que tiene de la ciudad de . Tenía apenas 24 años cuando visitó por primera vez la ciudad ancashina para hacer sus prácticas en investigación tras graduarse de la Universidad de Florida. Se quedó tres meses participando en un programa de trabajo de campo organizado por
varias universidades estadounidenses.

Tenía vivo interés por conocer el folclor local y las historias de los pueblos andinos. Había planeado retornar a Yungay a inicios de 1970 para llevar a cabo una investigación sobre la economía de la ciudad andina como parte de su doctorado, pero tuvo que postergar el viaje hasta setiembre de aquel año. El retraso se debió a la tragedia que marcó la historia del siglo XX en nuestro país: un poderoso terremoto de 7,8 grados de magnitud causó un gigantesco aluvión que en minutos borró Yungay del mapa y acabó con la vida de 20 mil pobladores.

De aquel 31 de mayo se cumplen mañana 45 años.

Usted decidió regresar a Yungay a pesar de la catástrofe que la había afectado. ¿Por qué?
Mi asesor académico me motivó a regresa al Perú después del terremoto. Yo me decidí a hacerlo para llevar adelante mi investigación pero lógicamente cambié el enfoque. Fui a documentar el proceso de recuperación y reconstrucción de un pueblo destruido por una violenta desdicha.

¿Qué fue lo que encontró al llegar a Yungay?
Habían pasado cuatro meses desde el terremoto pero el panorama en la zona aún era desolador. Era como si todo el Callejón de Huaylas hubiera sido borrado en todos los aspectos del desarrollo: carreteras y casas estaban en escombros. Todo lo que se había logrado en 30 años de proyectos, fue aniquilado”.

¿Dónde se alojó y cómo desarrollo su investigación en medio de esta ciudad destruida?
Me instalé en el campamento de sobrevivientes en Yungay, al norte del aluvión. Los siguientes 14 meses viví rodeado de los pocos sobrevivientes de la tragedia, quienes habían perdido a hermanos, padres, tíos, abuelos y amigo. Solo cuatro familias completas salvaron de morir. En aquella zona, se percibía un notable espíritu de sobrevivencia pero era innegable que la gente estaba muy afectada.

¿A cuántas personas llegó a acoger ese campamento?
En setiembre de 1970 el campamento de sobrevivientes tenía entre 300 y 400 habitantes pero al cabo de un año superaban las 1.200 personas. La gente que vivía en el campo se iba acumulando en el campamento de Yungay. Se les había caído la casa y no había dónde hospedarse. Fue entonces que las autoridades colocaron módulos para que vivan más cómodos. Las viviendas provisionales durarían dos años supuestamente.

¿Cuáles fueron las conclusiones de su investigación?
El proceso de recuperación y reconstrucción debe tener continuidad con el pasado. Para reponerse de una tragedia de esta envergadura, es muy importante que los sobrevivientes puedan ligar lo importante del pasado perdido con un presente. Es decir, de no vivir en el pasado, sino sacar lo más importante para darle presencia en el presente. Honrar el pasado. Para seguir viviendo.

¿Usted ha realizado estudios como este en otras partes del mundo?
Sí, he hecho la investigación antropológica y consultoría sobre cuestiones relacionadas con desastres y el reasentamiento involuntario en Perú, Honduras, India, Brasil, Jamaica, México, Japón y EE.UU. Mi trabajo sobre desastres se ha centrado en temas de post-desastre de ayuda y reconstrucción, análisis de la vulnerabilidad y organización social. En cuanto a reasentamiento involuntario, me dediqué al investigar los impactos del desplazamiento, apego al lugar, los movimientos de resistencia y análisis de proyectos de reasentamiento. He editado y coeditado ocho libros sobre estos temas.

¿Dónde fu publicada su investigación sobre Yungay?
Las conclusiones fueron plasmadas en el libro “The Martyred City: Death and Rebirth in the Andes” (“La ciudad mártir: muerte y renacimiento en los Andes), publicado en 1986, el cual fue nominado al Premio Pulitzer ese mismo año en la categoría “No ficción”. El libro fue reeditado en 1992 y cuenta la historia del proceso de sobrevivencia de Yungay, de cómo sus pobladores lucharon en contra de fuerzas enormes para que sus tradiciones no desaparezcan. Lamentablemente no se encuentra disponible en español.

¿Ha regresado usted a Yungay recientemente?
Sí, estuve ahí el año pasado para visitar el pueblo y reencontrarme con amistades que hice durante el tiempo en el que la ciudad se recuperaba de la catástrofe.

DATO
“The Martyred City” –disponible en - da cuenta de todos los procesos involucrados en la reconstrucción de la sociedad, de los cambios provocados por el desastre y su secuela en términos sociales, económicos, políticos y culturales a lo largo de una década (1970-80).

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