Apenas el 1% de autoridades descargó los informes de riesgo por lluvias que les enviaron por correo

El 15 de setiembre del 2022, Senamhi publicó el escenario probabilístico de lluvias para enero y marzo del 2023, que advertía de posibles precipitaciones intensas. Días después, el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred) le puso números al peligro: más de 27 mil centros poblados de 20 regiones estaban riesgo muy alto ante huaicos y 3.786 a inundaciones. Esto implicaba una población de casi tres millones de personas.

Población en riesgo muy alto y alto ante lluvias

Informe de Cenepred publicado en setiembre del 2022.

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Población en riesgo muy alto y alto ante lluvias

Informe de Cenepred publicado en setiembre del 2022.

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Ese mes, Cenepred empezó a enviar correos electrónicos a alcaldes, gobernadores regionales, congresistas y otras autoridades con el informe que incluía todos los escenarios de inundaciones, desbordes, huaicos, deslizamientos. El documento precisaba dónde y a quiénes les afectarían más las lluvias. El primero fue en setiembre, pero no el único. En diciembre, cuando la presidencia pasó de Pedro Castillo a Dina Boluarte, hubo otro informe similar, con mayor certeza sobre las lluvias. Hasta la fecha se han elaborado 7 informes en base a las actualizaciones de los pronósticos trimestrales de Senamhi y 43 en base a los avisos meteorológicos.

El desinterés con el que respondieron las autoridades es escandaloso: de 38.519 correos enviados, solo 3.447 fueron leídos. Lo más grave es que solo en 390 correos se descargó el contenido, es decir, el 1%.

“Nosotros avisamos con tiempo. Nos basamos en la información científica que proporciona Senamhi y en setiembre, aún cuando estábamos en La Niña, con frío en el mar, ya se predecía probabilísticamente que iba a llover por encima de lo normal”, señala Miguel Yamasaki Koizumi, jefe de Cenepred, a El Comercio.

Aunque Yamasaki asegura que los informes iniciales no tenían certeza de la enorme magnitud de daños y que, según dice, ninguna entidad científica previó con tiempo la aparición del sistema de baja presión que llamaron Yaku, sí cree que se pudo trabajar mejor la prevención. “Yaku trajo lluvias torrenciales y saturó la tierra. Luego de que se retiró, han continuado aquellas lluvias que habían sido previstas, pero no está lloviendo sobre seco, ni siquiera sobre mojado, está lloviendo sobre lagunas porque Yaku lo dejó así”, reitera.

¿Era suficiente un correo para alertar? Yamasaki, quien tiene un mes en el cargo – antes fue coordinador del COEN–, reconoce que “no basta con enviar un correo” para asegurarse que los tomadores de decisiones estén al tanto de los riesgos porque en un país con brechas tecnológicas no todos los municipios tienen el mismo acceso a Internet. Sin embargo, señala que uno de los aspectos más críticos es que ni siquiera funciona el Sistema de Mensajería de Alerta Temprana de Emergencias (Sismate) para enviar alertas en tiempo real a la población.

“Los medios tecnológicos que tenemos actualmente, mientras el Sismate no esté listo, no nos permiten tener la certeza de que toda la población recibe [las alertas], pero por lo menos las autoridades sí. Pero si solo el 1% de las autoridades se preocupa de descargarlo algo está andando mal en el sistema. Tenemos que buscar un mecanismo que nos permita asegurar un mayor compromiso de las autoridades locales”, dijo.

Aunque el cambio de gestión ha sido una excusa para que algunas autoridades se desentiendan de la ausencia de prevención, Eugenia Fernán-Zegarra, Adjunta para la Administración Estatal de la Defensoría del Pueblo, precisa que a inicios de año se cursaron oficios a todos los nuevos gobernadores para recordarles “que tenían que ver obligatoriamente” la información de Cenepred.

“En ese momento habían más de 10 mil correos enviados, de los cuales se había descargado un porcentaje mínimo del 4,4%. Las autoridades electas ya tenían información que venia de Cenepred desde el primer día”, dice a este Diario.

De hecho, la ejecución del Programa Presupuestal 068, destinados a reducir la vulnerabilidad y a atender de emergencias por desastres, este año ha sido es mínima en todos los niveles de gobierno: mientras el Ejecutivo gastó apenas el 12.8% del presupuesto destinado a prevención y atención de desastres. Los gobiernos regionales y municipales: 11.6% y 5.9%, respectivamente.

La inacción y falta de respuesta inmediata de las autoridades actuales ha sido evidenciada en las visitas realizadas por la Contraloría debido a las lluvias y al estado de emergencia. “Lamentablemente, estamos viendo que en los departamentos de Tumbes, Lambayeque, Piura y La Libertad ha habido en distintas autoridades un grado de inacción”, explica a este Diario el vicecontralor de Control Sectorial y Territorial, Luis Robas Sánchez.

PREVENCIÓN CON RELOJ

¿Con cuánto tiempo de anticipación?

Alexandre Almeida, director del Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, explica que las obras que cualquier obra de prevención debe estar lista y preparada antes del inicio de lluvias. Aunque algunas obras de mayor envergadura puede tardar hasta tres años en su construcción, otras, igual de necesarias, son más cortas. Están, por ejemplo, los trabajos de reforzamiento en los cimientos de puentes para evitar la erosión que pueden tardar menos de un año, considerando el diseño y la ejecución, o trabajos aún más rápidos como las descolmataciones de cauces. Lo importante, explica Almeida, es que todo se realice con un plan con un riguroso análisis del impacto de las lluvias que trascienda el periodo de las gestiones municipales o regionales. “Se necesitan estudios de ingeniería para no volver a construir algo que no sirva”, dice.

El antecedente más cercano, lamentablemente, parece no haber servido de mucho. “El último fenómeno del Niño mostró el daño que podría generar a la comunidad e infraestructura, pero muy poco se ha hecho. Aun ahora, seis años después, hay proyectos que están en nivel de ingeniería”, recuerda.