“El cambio climático se ha añadido como factor migratorio”
“El cambio climático se ha añadido como factor migratorio”
Renzo Giner Vásquez

Nací en 1944 en Ocobamba (Apurímac). Estoy casado desde hace 40 años y tengo 3 hijos. Estudié en el colegio nacional Juan de Espinosa Medrano, en la U. San Antonio Abad y en San Marcos. He realizado mi maestría y doctorado en Inglaterra. Enseñé por muchos años en la PUCP.

El año pasado, durante las celebraciones por el aniversario 65 de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Teófilo Altamirano fue reconocido como el pionero en el estudio de migraciones internacionales en nuestro país. Su interés por el tema nació en 1987, en una kermesse celebrada por la comunidad peruana en Nueva Jersey a la que fue invitado.

— Cuénteme más sobre esa kermesse y cómo influyó en sus estudios.

Era diciembre y los peruanos residentes allá acababan de recibir la noticia de la pérdida del equipo de Alianza Lima en el accidente aéreo del Fokker. La forma más eficaz de ayudar fue una kermesse al estilo de los clubes provincianos en Lima. El dinero sería enviado a los deudos. Encontré una reunión en la que se hablaba castellano, se comían anticuchos, se bailaba el huaylarsh y se tomaba Inca Kola. Era un enclave peruano en pleno centro de Patterson que te hacía olvidar que estabas en EE.UU. Luego encontré 470 asociaciones de peruanos en dicho país, eran de carácter religioso, deportivo, cultural, etc. Eso tiene el peruano, donde está busca unirse con el compatriota y el motivo que más congrega es el Señor de los Milagros. Se estima que hay unas 250 hermandades del Señor de los Milagros en el mundo y solo en EE.UU. hay más de 70.  

— ¿Cuál ha sido el perfil del migrante peruano a lo largo de los años?

Ha habido un proceso de cambio. En las décadas de 1920, 1930 y 1940 migraba la clase alta: terratenientes, políticos, industriales. Europa era el destino, tenían que pasar por ahí para pertenecer a la élite peruana. Después de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. creció, necesitaba mano de obra y los mexicanos se fueron en enorme cantidad, los peruanos en 1960 y 1970 los siguen porque las compañías norteamericanas tenían sus sucursales acá. Ellos fueron los pioneros peruanos de las migraciones. Luego ellos se llevaron a sus hermanos, sus padres, toda la familia. En los años 60 y 70 muchos profesionales de universidades nacionales viajan para hacer sus posgrados y no pocos se quedan. La cuarta ola llega con la violencia política, en la época de Velasco comienzan a cerrar fábricas y muchos empresarios se marchan a países latinos y a EE.UU. Después llegó Sendero Luminoso, que fue el factor que más contribuyó a la migración internacional, no solo de trabajadores manuales sino de campesinos. Yo hice un estudio sobre pastores de ovejas en Wyoming (Idaho), donde muchos peruanos fueron contratados. Según las estadísticas, había 4 mil pastores en Idaho en 1991 y 3 mil de ellos eran peruanos, sobre todo de las partes altas del valle del Mantaro. También había migrantes de Sendero Luminoso, que se iban a Suecia, Noruega y Dinamarca. 

— ¿Y los migrantes de ahora son los innovadores? 

Exactamente. En 1992 y 1993, cuando se apacigua la violencia política, se ven nuevos tipos de migrantes. Desde 1995 las razones educativas son las que nos empujan a migrar. Ya no solo iban a EE.UU. sino a Italia, España, Chile, Argentina, Venezuela. Además, hubo una feminización de las migraciones. A nivel global hay 3% más de mujeres migrantes. 

— Salvadoreños en Washington, mexicanos en Los Ángeles, tales enclaves son una constante en EE.UU.

Y es global, turcos en Alemania, marroquíes en España o Francia; hacen sus celebraciones, unifican sus mezquitas. Es un fenómeno global que transmite el sentir de las culturas de origen en los países de destino para entrar de forma paulatina a la sociedad. En la segunda generación la fuerza cultural va diluyéndose porque se tienen dos nacionalidades. Pero como la migración es permanente se mantiene ese espíritu. 

—Los radicales que atentaron en París en el 2015 eran de una tercera generación musulmana...  

El latino tiene más posibilidades de asimilación y para la tercera generación pueden incluso desaparecer rastros del origen. Hay una base religiosa muy fuerte en los musulmanes, que al no hallar en el país de destino la suficiente apertura forman guetos, como en las afueras de París por ejemplo. Es una sociedad que no les satisface en sus expectativas, por lo que viajan a sus países de origen familiar, se radicalizan y retornan a Europa.

— Más allá de abrir sus fronteras, ¿los países pueden estar preparados para recibir migrantes? 

Creo que la experiencia de Canadá es interesante. Tiene políticas de cuotas que anualmente ofrecen a refugiados. Es un país más grande que EE.UU. y tiene la décima parte de su población. Yo enseño cada verano en una universidad de allá y mis alumnos son indígenas canadienses, etíopes, rumanos, hay personas asiladas que tienen derecho a estudiar gratis. Para mí, como migrante, es muy satisfactorio darles clases. Suecia podría ser otro, aunque está surgiendo un movimiento nacionalista. Quizá el país que tiene una política más rígida con los refugiados es Australia, son muy radicales con su legislación migratoria. Y Australia va a ser el destino de unas 50 islas naciones que están en el Pacífico Sur y que están a 3 o 4 metros por encima del nivel del mar. Islas como Tuvalu, Kiribati, las Marshall o las Salomón sucumbirán bajo el agua. 

—Pensamos muy poco en la naturaleza como causante de migración...

Efectivamente. Cuando se piensa en migraciones las razones convencionales son el desempleo, las escasas oportunidades de trabajo, la marginalidad y la imagen de las grandes ciudades como lugares donde uno se puede realizar. Todos esos factores convencionales que hasta ahora se estudiaron ignoraron este fenómeno de más de 80 años. El cambio climático se ha añadido como un factor migratorio y es un fenómeno que va a continuar. Hay una relación directa entre el cambio climático y las migraciones. Se estima que entre 65 y 100 millones de personas han sido desplazadas por los efectos de dicho cambio en el mundo. Lo que está sucediendo en el Perú es una señal inequívoca de este fenómeno. Muchas familias se desplazarán involuntariamente a otros lugares. A nivel global, en este momento hay 20 millones de personas en países subsaharianos en movilización porque no tienen agua. Eso tiene un impacto directo en la seguridad alimentaria, la salud y las oportunidades de trabajo. Todos esos refugiados llegan a una Unión Europea dividida que prácticamente ya no tiene una política sobre refugiados sino en la que cada país está tomando sus decisiones internas.

—Y eso se relaciona con los líderes de ultraderecha. ¿Qué sucedería si Europa cierra sus fronteras? 

No quiero ser catastrófico pero cuanto más se cierren las puertas la afluencia de refugiados será más fuerte. Estos migrantes dicen que están mejor en la travesía, sabiendo que pueden morir y siendo vistos como una escoria, que quedándose en sus países. La Unión Europea tiene una labor enorme en ese sentido. Y en cuanto a esos líderes, hasta hace unos años esa derecha radical estaba marginada pero de repente se vio fortalecida.

—¿Por el miedo? 

Creo que sí. Estos partidos no tienen una política alternativa al cambio climático o a la presencia de refugiados sino que se basan en el miedo y eso tiene una enorme fuerza social.

“Desde 1995 las razones educativas son las que empujan a migrar a los peruanos”.“Entre 65 y 100 millones de personas han sido desplazadas en el mundo por los efectos del cambio climático”.

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