Redacción EC

Su día comienza con los primeros rayos del sol. Marta Zarapa Cari debe levantarse muy temprano para cocinar los 100 tamales y 30 humitas que ofrece a sus comensales. Gritando ‘tamales calientitos’ a voz de cuello, recorre diversos puntos de  donde la esperan decenas de compradores.

Marta reconoce con orgullo que la venta de tamales fue el principal sustento para sacar adelante a sus cuatro hijos. Su esposo falleció hace 20 años y desde entonces ella asumió las riendas del hogar. “Se fue muy pronto, cuando apenas tenía 39 años”, nos cuenta mientras recuerda a Manuel Jesús quien le enseñó a preparar los tamales sin imaginar que la afición se convertiría en su fuente de ingreso.

‘Doña Martita’ le dicen las personas que salen en su búsqueda apenas oyen su voz. Ella tiene los días distribuidos, los sábados y domingos ofrece la mercadería en Guardia Civil (Paucarpata) y Sedapar (Cercado) y los miércoles y jueves Cayma y Yanahuara, siempre en las mañanas.

Los demás días descansa en forma parcial, porque los dedica a comprar los insumos para la elaboración diaria de los tamales y humitas. “Todo lo hago con chocho cusqueño”, nos comenta mientras avanza empujando su coche cargado de tamales.

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