La piedra es llamada Uqi Rumi. En quechua, significa piedra gris. Los comuneros más antiguos de Quilla (provincia de Víctor Fajardo, Ayacucho) la consideran misteriosa. Han escuchado, cuentan, cantos de sirenas con arpas y violín. A cierta hora del día, hay quienes pueden sentir vibraciones producidas por la masa rocosa. Los comuneros no quieren que se destruya.
Está sobre la margen derecha del río que atraviesa esta comunidad campesina ayacuchana, ubicada a unos 20 minutos de las famosas lagunas turquesas de Millpu. Pese a que un grupo importante de esta localidad la considera simbólica, hay otro que está a favor de que la dinamiten.
En esta comunidad se está ejecutando desde mayo un proyecto de defensa ribereña. La contratista Consorcio Campo Verde coloca gaviones (rocas enmalladas) en la margen izquierda del río para contener posibles inundaciones en la época de crecida. Aquí ha surgido el conflicto.
Los habitantes de la margen izquierda del río están pidiendo a la contratista eliminar la roca porque esta desvía el cauce hacia sus casas y chacras. Los de la margen derecha argumentan que la roca, además de sus misterios, es una protección natural. “Sirve como amortiguamiento contra las aguas del río en épocas de crecida”, dice el comunero Juan Mendoza Jones.
Estos vecinos de la margen derecha salieron el pasado viernes 19 de noviembre en una protesta pacífica. Subieron a la roca y desde ahí exigieron a la contratista que se ciña al expediente técnico y no toque su roca.
Esta parte de la población no se ha quedado solo en la protesta, sino que ha enviado una serie de cartas a la oficina desconcentrada en Ayacucho del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) y a la contratista. En estos documentos piden que Uqi Rumi sea dejada en su sitio.
Los vecinos que defienden la permanencia de la roca dicen que esta podría interesar a los turistas que llegan de todo el país hasta las lagunas turquesas; sería una buena oportunidad para el desarrollo sostenible del lugar.
Mariluz Flores, nieta de uno de los comuneros más antiguos de la zona, se queja de que las autoridades del pueblo no hayan mostrado interés por el tema. Asegura que esta obra de protección ribereña cuenta con un presupuesto de mitigación ambiental de S/75.864, pero –al tener intención de sacar la roca– se pone en peligro el ecosistema del lugar.
Según esta persona, la contratista tiene intenciones de retirar la roca, porque al desviar el río hacia la margen izquierda los gaviones que están construyendo serían afectados.
En diálogo con El Comercio, el ingeniero supervisor de la obra, Cirilo Torbisco, dijo que la remoción de la piedra no está en el expediente técnico y que, por lo tanto, el Consorcio Campo Verde no ha tomado la decisión de sacarla. “Hay una solicitud de la comunidad; se está evaluando”, dijo.
La permanencia de la roca, dijo Torbisco, es defendida por una familia que vive en la margen derecha y su principal interés es evitar que el río inunde su propiedad. “Es lo que me ha explicado la comunidad que mayoritariamente está en la margen izquierda”, comentó.
Sobre esto, Mariluz Flores dijo que eso no es cierto. En la margen derecha hay unas 20 familias. La mayoría vive en la parte alta, pero abajo, cerca del río, ellos tienen sus terrenos. Por ahora, la obra de protección ribereña continúa ejecutándose. No se ha detenido. Y la roca sigue en su lugar.