"Tenía a dos nativos con escopetas en la puerta"

El profesor Jaime Núñez Fernández, quien permaneció secuestrado durante seis días en manos de comuneros de Supayacu, en Cajamarca, ha vuelto a nacer. Sonríe. Mucho más tranquilo cuenta cómo han sido sus días y cómo el miedo estuvo siempre presente, en especial aquella noche en la que escuchó que en caso hubiera un enfrentamiento, él moriría.

“Siempre pensaba que me iban a matar. Por eso me acordaba de chistes para distraerme. Me reía solo. Una noche, los que me cuidaban, dijeron que en caso de un enfrentamiento, me matarían”, cuenta Núñez Fernández, quien también habla el dialecto awajun, el mismo con el que se comunican en Supayacu.

DÍAS DE ENCIERRO

El día que fue secuestrado, Jaime Núñez Fernández, de 52 años, caminaba junto a un poblador de la comunidad de Los Naranjos cerca del anexo Santa Águila, en la provincia de San Ignacio (Cajamarca). Eran casi la 1 de la tarde del lunes 10 de febrero. De pronto, un grupo de comuneros awajun de Supayacu los sorprendió y amenazó con escopetas.

Su acompañante logró escapar y esconderse entre los árboles, pero Jaime Núñez quedó prisionero.

En la manifestación que rindió ayer ante Elizabeth Torres Zúñiga, fiscal coordinadora de San Ignacio, Jaime Núñez (quien fue liberado por los nativos el pasado domingo 16), contó detalles de los seis días que vivió atrapado en una habitación oscura de 3 x 5 metros de Supayacu. “El pueblo me recibió con lanzas, flechas, rostros pintados y algunas escopetas. Me dieron un colchón lleno de pulgas y garrapatas y tenía a dos nativos con escopetas en la puerta”, narró.

Jaime Núñez trabaja para la empresa minera Águila Dorada, que realiza labores de exploración de oro en San Ignacio. Los comuneros de Los Naranjos están de acuerdo con la presencia de la mina, porque la empresa desarrolla allí proyectos sociales y obras de infraestructura; no obstante, Supayacu, una comunidad que solo está separada de Los Naranjos por un río, quiere que la minera abandone esa zona.

Jaime Núñez no es minero. Él trabaja en un proyecto de asesoramiento agrícola de siembra de cacao y café que desarrolla Águila Dorada en Los Naranjos.

Al trabajador secuestrado le quitaron su cámara fotográfica y algunos objetos que llevaba.

“No me torturaron físicamente, pero yo sufro de hipertensión y en algunos momentos me sentí muy mal. Ahora tengo problemas en la piel por picaduras de insectos”, detalló.

EL RESCATE

Marina Torres Terrones, su esposa, lloró de emoción cuando volvió a ver al padre de sus tres hijos. Él vestía botas de jebe, pantalones plomos y una camiseta azul. A Jaime lo liberaron el domingo  por la tarde, luego de que llegaran a un acuerdo los representantes de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) y las autoridades de San Ignacio y Supayacu. A las 10:05 p.m. se reencontró con su esposa. Fue en Puerto Ciruelo (San Ignacio). “Aunque demoraron mucho en rescatarlo, doy gracias por las gestiones. Espero que castiguen a los responsables”, dijo la esposa.

Jaime Núñez hoy debe llegar a Chiclayo, ciudad donde vive con su familia. Dice que recibirá tratamiento psicológico.