Actualización: esta nota fue publicada originalmente el 30 de setiembre del 2023, pero actualizada hoy porque aún sigue impune la agresión sexual contra Mila y su hermana menor.
El 3 de julio, a las 9:20 de la noche, Lucas Pezo Amaringo fue detenido por la violación sexual de su hijastra Mila [seudónimo para proteger su identidad] de 11 años. Cinco horas antes, la policía de la Depincri de Iquitos, en Loreto, había recibido la denuncia de abusos sexuales sistemáticos contra la menor desde que tenía 7 años. Mila estaba embarazada y él solo duró dos días detenido.
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En los más de diez meses que han pasado, Mila ha tenido que soportar la denegación del aborto terapéutico que le correspondía por el riesgo a su vida, que el caso tenga que ser expuesto a nivel nacional para que se reconsidere la solicitud, que finalmente se realice el procedimiento en Lima y el aislamiento de su familia, mientras que el agresor, a quien se le otorgó comparecencia restringida y 42 días después la prisión preventiva, no ha podido ser recapturado.
El Comercio solicitó información a la Policía Nacional sobre las acciones para ubicar y capturar a Lucas Pezo Amaringo, de 42 años, pero indicaron que no podían pronunciarse “por cuanto entorpecería las investigaciones”. Lo que sí reiteraron es que el imputado fue “detenido en su debida oportunidad”.
Esto se refiere a que la liberación de Pezo se dio porque, en primera instancia, el juez del Quinto Juzgado de Investigación Preparatoria de Loreto, Bernuel Espíritu Portocarrero, no aceptó el pedido de prisión preventiva al considerar que la fiscal María Vegas Pérez no había sustentado adecuadamente el requerimiento. Ante los medios señaló que la solicitud señalaba que el último hecho de abuso fue el 2 de julio y no habían indicios de acto vejatorio reciente. Pese a que para entonces Mila tenía 18 semanas de gestación producto de la violación.
Recién el 16 de agosto, el Tribunal de Apelaciones de la Corte de Loreto, presidida por Carlos Del Piélago, dictó nueve meses de prisión preventiva y revocó la comparecencia decretada en primera instancia. Pese a ello, Pezo Amaringo sigue libre, inubicable y amenazando a la familia desde la clandestinidad.
El Código Penal Peruano, en su artículo 173, sanciona con cadena perpetua la violación sexual en agravio de un menor de 14 años. Además, hay evidencias de tocamientos y abusos hacia la hermana menor de Mila, de siete años de edad
Lo cierto es que el agresor debió ser detenido mucho antes. En mayo de este año, la madre de Mila, víctima también de violencia física y sexual por parte de Pezo Amaringo, hizo un pedido de auxilio que quedó registrado en una llamada anónima denunciando los hechos. “El Estado sí tiene conocimiento de que la mamá fue víctima de violencia y con amenazas de muerte hacia ella y a todos sus hijos. En el relato en cámara Gessel de Mila también se menciona la violencia contra la madre y los hermanos. Sin embargo, lo que se ha hecho es culpabilizar a la madre y criminalizarla cuanto también es víctima de violencia del mismo agresor”, indica Isbelia Ruiz, abogada y coordinadora del equipo de litigio estratégico de Promsex.
Aislada en un albergue
Desde que se denunció la violación, Mila permanece en un albergue de la Unidad de Protección al Menor (UPE) del Ministerio de la Mujer de Loreto luego de que el Poder Judicial, a pedido del citado ministerio, dictara una medida de protección en contra de su madre. Para Isbelia Ruiz no existen razones suficientes para que este aislamiento incomunicada con su familia se mantenga.
“No solo está alejada de su madre sino de toda su familia y todo el entorno de confianza. Está sola con personas que no conocía. Ha pasado por proceso que afecta su salud mental, más allá de las violaciones sistemáticas a la que fue sometida. Parece que una víctima de violación sexual tiene que ser aislada. Ella tiene derecho a ir a una escuela, a convivir con sus hermanas y hermanos”, dijo a El Comercio.
De acuerdo con la abogada, inicialmente los tres hermanos de la niña también habían llevados a albergues, pero ya retornaron con su familia. “A la mamá de Mila se le retornaron el cuidado y la guarda de sus tres hijos, la única que no ha regresado es Mila. Si el mismo MIMP reconoce que la madre está capacidad de cuidar a sus tres hijos ¿Cuál es la razón para no cuidar a Mila si todos los factores de peligro que habían identificado no existen?”, añade
El Comercio solicitó al MIMP información sobre las razones por las cuales Mila permanece en un albergue, pero al cierre de esta nota no respondieron.
En julio de este año, cuando se hizo público el drama del caso Mila, la violación sexual contra menores de edad tenía cifras espantosas. En los seis primeros meses del 2023 se habían atendido 4.031 casos en el país, según estadística de los Centro de Emergencia Mujer. Los datos actualizados dan cuenta de una realidad que no disminuye: los casos ascienden a 5.517, de enero a agosto. Es decir, 1.486 nuevas denuncias en dos meses. Se trata de, por lo menos, 23 menores violados todos los días en el Perú.