Los esfuerzos del Gobierno contra la minería ilegal no han logrado acabar con el tráfico de oro que proviene en mayor medida de la Amazonía, y en cambio esta actividad ha encontrado nuevas rutas para mantenerse.
A partir del año 2012, con un nuevo marco legal para la interdicción y la formalización minera, el control sobre la minería ilegal en el Perú se tornó más estricto. La restricción de insumos químicos y mayor control en puertos y aeropuertos redireccionó el tráfico hacia las fronteras terrestres de Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador.
“El oro de Madre de Dios y Puno estaría saliendo en mayor medida hacia Bolivia y Chile, para ser luego exportado a Estados Unidos y Suiza”, explica Lenin Valencia, investigador de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) y coordinador del estudio “Las rutas del oro ilegal”, publicado en el año 2015.
—Efecto globo—
Valencia detalla que el registro de tráfico hacia Bolivia data del 2014. Los controles implementados luego por las autoridades para reducir el comercio ilícito en esta frontera (que se calculaba en 100 kilos de oro semanalmente) generaron que la nueva ruta de tráfico de oro ilegal peruano llegue a Chile. Según Valencia, la explicación de que el tráfico prospere pese a los estrictos controles es el alto nivel de corrupción que han alcanzado.
“En nuestro país debe haber una colaboración más estrecha entre Sunat y el Ministerio de Energía y Minas (Minem), que son los que registran lo que se exporta en oro y lo que se declara formalmente, tal como se trabaja en otros países”, dice.
El investigador añade que, en el 2015, la proyección de Sunat fue de US$5.653 millones en exportación legal de oro, mientras que el valor de producción registrado por el Minem fue de US$5.398 millones. Es decir, hay casi US$252 millones de oro exportado, cuyo origen no está esclarecido del todo.
“A esto hay que agregar el oro enviado por las fronteras de Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador”, acota Valencia. Sin embargo, sobre esto no hay estadísticas.
—Desentrañando rutas—
El coronel EP (r) César Sierra, hasta el año pasado alto comisionado en asuntos de formalización de la minería e interdicción de la minería ilegal de la PCM, explica que de las cuatro principales rutas de contrabando de oro ilegal, dos van hacia Bolivia, una a Chile y otra a Brasil.
El coronel Sierra puntualiza que el 50% de la actividad de minería ilegal en el Perú está en Madre de Dios, Cusco y Puno. Uno de los mayores enclaves de esta actividad está ubicado en el centro poblado de La Rinconada (Puno). Este es el punto de partida de las rutas más transitadas, que llegan a Brasil por Iñapari, a Bolivia por Perlas de Oro y Desaguadero, y a Chile vía Tacna (ver infografía).
“La captura de ‘Peter Ferrari’ [apelativo de Pedro Pérez Miranda, sindicado como uno de los mayores comercializadores de oro ilegal] es un golpe para las grandes organizaciones de tráfico de oro, incluyendo a los productores, quienes también venden legalmente a ciertos sectores”, sostiene Sierra.
Al mismo tiempo, él critica que, tras la desaparición de la oficina del alto comisionado, anunciada en agosto, el Gobierno ha descuidado las operaciones de interdicción que impedían al avance de los ilegales, especialmente en zonas protegidas como la reserva de Tambopata